- Puebla
Inevitables alusiones al huachicol durante el desfile del 5 de Mayo
¡¿Qué hubo con el huachicol?! gritan a los soldados que marchan este viernes en Puebla, tras los ataques de los que fueron víctimas esta semana a manos de ladrones de combustible.
Es 5 de mayo y en la capital del estado se lleva a cabo el tradicional desfile que conmemora el triunfo de los zacapoaxtlas y xochiapulcas sobre los invasores franceses.
En el mauseoléo del general Ignacio Zaragoza, que se ubica sobre la calzada del mismo nombre, todo está dispuesto para efectuar la ceremonia que dará inicio a la parada cívico-militar de este año.
Funcionarios municipales, estatales y federales esperan el arribo del gobernador José Antonio Gali Fayad y de Rosario Robles Berlanga, secretaria de Desarrollo Agrario federal que visita Puebla en representación del presidente Enrique Peña Nieto.
Sobre la misma vía y a lo largo del bulevar 5 de Mayo miles de poblanos esperan, algunos desde la madrugada, la tradicional parada de militares, escolares, charros, caballos, bandas de música y carros alegóricos.
El Partido Acción Nacional (PAN) trató de colaborar a que la espera fuera menos agobiante pues desde temprana hora repartió entre los asistentes sombrillas con su logotipo albiazul.
Son las 10:30 de la mañana y dos camionetas de lujo y último modelo descienden por el cerro de Loreto. En ellas se trasladan Gali y Robles. La ceremonia da inicio con una reseña de la batalla que un general del ejército hace al micrófono. La historia de cómo los invasores franceses fueron vencidos por la valentía de las fuerzas nacionales se escucha en la voz del militar.
Aún faltan 10 minutos para las 11 del día y una cascada de uniformes verdes se aprecia a lo lejos. Son los contingentes de militares que abren del desfile. Una escolta que porta la bandera nacional los encabeza.
Sobre la avenida Juan de Palafox y Mendoza, un hombre se atreve a levantar la voz y pregunta a los soldados: ¡¿Qué hubo con el huachicol?!
Y es que la noche del martes, un grupo de militares fue atacado por criminales dedicados a ordeñar los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la junta auxiliar de Palmarito Tochiapan, en Quecholac. El saldo fue de cuatro elementos y seis civiles asesinados, además de 11 heridos, entre ellos 10 soldados.
Los elementos del Ejército no se inmutan ante la pregunta; siguen su marcha, gallardos, mirando al frente. Su paso es firme aunque su mirada refleja desconcierto. Concluyen el desfile y horas más tarde realizan un homenaje a sus compañeros caídos en las instalaciones de la 25 zona Militar.
El tema no pasa desapercibido para los reporteros. Preguntas hacia los funcionarios sobre cómo van las investigaciones, abundan. Sin embargo el suceso no fue abordado en discursos. No se habla más del asunto.
El resto de los contingentes sigue su curso. Desfilan las bandas de música que provocan desganados aplausos entre los ocupantes de las tribunas oficiales y gritos entre quienes se encuentran a lo largo de la Calzada Zaragoza y el bulevar de 5 de Mayo.
Pasan los carros alegóricos, en su mayoría enfocados a la batalla del cerro de Loreto, a la Independencia, a la Revolución, y a tesoros de Puebla como la Catedral. Siguen los contingentes de Adelitas y los charros.
Este año fue notoria una disminución en el número de los participantes. “Cada vez le ponen menos interés al desfile”, se escucha entre los asistentes, quienes al terminar el evento se marchan con la esperanza de regresar el próximo año para reencontrarse con su tradición y, quizá, sin guerra con el “huachicol”.