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A Chicahuaxtla llegaron muchas promesas, pero nada de apoyo tras Earl
Tlaola, Pue.- Cuando Chicahuaxtla, en Tlaola, quedó partida en dos por la tormenta tropical Earl, la mitad de la casa de Joel Adolfo Cruz fue arrastrada por el río que invadió el pueblo hace ya seis meses. Desde entonces, ignora qué va a pasar con él y con las otras 249 familias que se quedaron en la calle o sufrieron afectaciones parciales en sus viviendas.
Aquí la depresión tropical dejó 11 personas muertas y dos siguen desaparecidas. Cerca del 70 por ciento de sus 3 mil 600 habitantes –unos 2 mil 500-, son damnificados, y aunque en las primeras horas de la tragedia muchos funcionarios de todos los niveles de gobierno vinieron a tomarse la foto, ninguno ha regresado a cumplir las promesas que les hicieron.
Al llegar a la comunidad, pueden verse aún algunas montoneras del lodo bajo el que quedaron sepultadas decenas de casas; también –en algunas calles-, los troncos y las piedras que el río trajo de las barrancas.
Casas dañadas aún tienen las paredes perforadas por la fuerza del caudal y la cantidad de lodo que arrastraron, aunque las pudieron limpiar con el programa de empleo temporal de la Sedesol, cuyos recursos vino a entregar el delegado Juan Manuel Vega Rayet.
Los pocos que han podido han hecho reparaciones menores en sus viviendas. Algunos –sobre todo quienes viven a la orilla del río- pudieron construir un rústico muro de contención para prevenir otro susto pero, finalmente, siguen viviendo en la zona de riesgo, porque hasta ahora nadie les ha informado qué pasó con el programa de reubicación o dónde harán las nuevas viviendas.
“No se ve nada”, dice Joel Adolfo Cruz. Nadie les dice nada. Tampoco el presidente municipal Abdías Castillo Castillo. Los que llegaron a visitarlos “no más se sacan fotos y fotos, pero no nos han dicho dónde van a construir las viviendas”.
Refiere que han ido varias veces a Tlaola, la cabecera municipal a ver al alcalde para saber si habrá ayuda de algún tipo. “Ya no hay nada de apoyo. Ellos no saben si comemos o no. Abdías nos dice que manda muchas cosas, pero a los damnificados no nos llegan. “Sólo algunas despensas. Nos prometen que harán nuestras casas. Que nos iban a dar vivienda, pero de por sí nos están engañando. Somos muchos pero la gente no quiere decir nada, no se mueven y unos cuantos no podemos con el paquete. Aunque somos harta gente”, agrega.
Hace tres meses, un sacerdote que llegó de la ciudad de Tulancingo Hidalgo, llegó con un cargamento de madera, tablas, cinta y algunas hojas de triplay, que alcanzaron para unas cinco casas, que fueron construidas en el mismo lugar donde estaban las anteriores que quedaron destruidas.
Según datos oficiales en Tlaola 98 familias sufrieron la pérdida total de su vivienda; 13 en la cabecera municipal, 60 en Chicahuaxtla; 15 en Xaltepuxtla; cinco en La Gallera y una en Cuamila. Deben reconstruirse o reubicarse el preescolar y la primaria de Chicahuaxtla. Pero se desconoce dónde están los terrenos propuestos para la reubicación.