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Desconocen en V. Carranza qué es el fracking, pero resienten daños

En Francisco Z. Mena, Venustiano Carranza y Pantepec, se abrieron 233 pozos petroleros usando fracking.

Venustiano Carranza, Pue.- “Aquí no sabemos qué sea eso  aquí, lo único que sentimos es cómo vibran nuestras casas que hasta parece que se nos van a venir encima”, responde Juana García, habitante de San Diego en Venustiano Carranza, cuando se le preguntó si sabe que los pozos petroleros cercanos a su vivienda fueron perforados usando fractura hidráulica (fracking)

Sin informar previamente a la población, en Francisco Z. Mena, Venustiano Carranza y Pantepec, se abrieron 233 pozos petroleros usando fracking; en la misma condición se ubica la entrega a Pemex, que hizo el gobierno de Enrique Peña Nieto, del territorio de al menos 13 municipios serranos para la exploración de hidrocarburos no convencionales.

Estos últimos también deben extraerse a través de la fractura hidráulica, que causará daños irreversibles en sus habitantes y en los bienes naturales, según alertaron en un estudio del Consejo de la Tierra (Tiyat-Tlali), la Alianza Mexicana contra el Fracking y el centro de análisis e investigación FUNDAR, que evaluaron los impactos negativos que traerá esta decisión tomada tras la aprobación de la Reforma Energética.

Pese a lo anterior, en la región casi nada se sabe de este hecho y muchos resienten ya las consecuencias y son pocos los que saben que la fracturación hidráulica es una técnica que conlleva el uso y contaminación intensiva del agua que es mezclada con más de 750 productos químicos altamente tóxicos y causantes de enfermedades como cáncer y daños en el sistema endocrino y el sistema nervioso, entre otros daños.

“Nosotros no hemos sido beneficiados con nada –agrega Juana García- tal vez al inspector, cuando empezó la perforación, si se puso listo, le dieron algo. Nosotros lo que hemos sido es perjudicados con el ruiderazo que han hecho, la vibración de las casas, las cuarteaduras en la paredes. No dejan dormir, no dejan descansar trabajan las 24 horas y para colmo se están acabando el agua”, refiere la mujer mientras señala las agrietadas paredes de su vivienda ubicada sobre el yacimiento petrolero Paleocanal de Chicontepec donde Pemex desarrolla el Activo Aceite Teciario del Golfo.

No reciben apoyos de las empresas que perforan

Hace tiempo, dice, fueron a pedir apoyo a los de la empresa que busca el petróleo en la profundidad de estas tierras de la sierra baja de Puebla, para que de paso rascara e hiciera más profundo el pozo de agua de la comunidad que ya está seco. “Para que algo nos tocara de beneficio, pero ni siquiera eso. Las únicas que han obtenido algo, asegura, son las autoridades municipales. “Y nosotros seguimos fregados”.

“Fuimos hasta la oficina de Poza Rica, vinieron unos ingenieros, primero los de Comesa que dejaron a los vecinos unas hojitas donde se comprometían a que si con el tiempo había algún daño, lo reportáramos. Y así lo hemos hecho. No creo que nada más nos hayan dejado las hojas porque sí, sino porque saben las consecuencias de lo que están haciendo aquí a unos cuantos metros de donde vivimos nosotros. Pero nada”, añadió.

A veces, cuenta, se siente un olor fuerte, pero no saben tampoco de qué se trate. “No sabemos si es un gas tóxico o venenoso, porque los de Pemex nunca han venido, ni se han encargado de decirnos: miren estamos trabajando de esta manera. Si les llega un olor a huevo podrido, como a veces  huele aquí, por favor repórtenlo. O si hay una fuga corran, o háganse para allá. Nunca se nos ha dado una plática”.

El company mannager de Comesa, señala, sólo les hablaba de las dificultades que tenían para hacer los pozos. “Nos decía que aquí la sacada del petróleo estaba muy difícil, porque todo era muy rocoso. Una roca durísima que tenían que perforar más de dos mil metros y perforaban para todos lados sin avisar. Yo sabía que luego sacaron aceite y por acá abrieron otros y otros más”.

Aquí estamos rodeados de pozos, indica doña Juana. Cada macropera tiene 12 aberturas. La perforación de cada pozo, recuerda, duró hasta tres meses y cuando están trabajando arrecian las vibraciones.

Ahora, especulan que las aguas negras han contaminado el líquido de los manantiales y los pozos artesianos, que además están casi secos.  La situación no es distinta en la cabecera municipal, Agua Fría, afectada también por la falta de agua provocada por la explotación del yacimiento Paleocanal de Chicontepec y la contaminación de los manantiales y pozos que la abastecen.

Vecinos del centro indicaron que llegaron a pasar largas temporadas sin agua y cuando se reanudaba el servicio, el aspecto y el olor del líquido les hizo pensar que la red de distribución podría estar rota, lo mismo que los drenajes y, en algún punto, se debían estar mezclando por lo que pidieron la intervención de las autoridades de la Jurisdicción Sanitaria.

Las fuentes de abastecimiento del vital líquido aquí son dos y las administra el ayuntamiento: se trata de pozos de agua ubicados a la orilla del poblado, que cuentan con un sistema eléctrico de bombeo que envía el agua a unos tanques de almacenamiento, instalados en la parte más alta del lugar. Ahí se distribuye a las colonias de la cabecera.

El primero está ubicado en el camino a la comunidad de El Ojite, cerca del campo deportivo, que es alimentado por un manantial. Sin embargo, desde hace seis años el pozo y el manantial están casi secos. El segundo pozo, queda cerca del puente Coyula 1, sobre del río del mismo nombre, pero está en la misma situación.

Recuerdan que en el año 2008, empezaron a padecer serios estragos por la falta de lluvias que los dejaron hasta tres meses sin agua potable, provocándoles gastos extraordinarios, sometiéndolos a abusos y a pérdida de tiempo. Luego el agua, que de potable sólo tenía el apodo, empezó a llegar contaminada y han tenido que tirarla, comprar contenedores y pagar porque se los llenen en el río.

El agua y el aceite

Además de la sequía atribuida a los efectos del calentamiento global, los pobladores aseguran que a partir del año 2007, cuando se incrementaron las actividades de exploración y explotación del yacimiento petrolero Paleocanal de Chicontepec, también crecieron los problemas ambientales, porque no se previeron los efectos del impacto ecológico en la región.

Entonces, recuerdan, un grupo de ciudadanos de Agua Fría trajo a la comunidad a un especialista en mantos acuíferos que también trabajó en Pemex, que opinó que “si se permitían las fracturaciones con las que se perforaban los pozos petroleros, se estaba corriendo el riesgo de perder, por filtraciones, los veneros que surtían los pozos de agua de la población. Además de que se ocupan grandes cantidades del líquido.

 “Para la ex paraestatal y las empresas extranjeras que subcontrató, como Weatherford, Halliburton, Schlumberger, ICA Flour y Drillers Tecnology, fracturar e inyectar agua resulta de gran beneficio. El agua levanta el petróleo y, lo que le ponen, rompe las rocas y acerca el aceite a la superficie y hace más fácil su extracción. Pero esta agua después es reabsorbida en las nuevas grietas del terreno y deja de surtir los mantos cercanos, pues la conformación interior de los suelos sería reestructurada”, añadieron.

Los daños fueron minimizados por funcionarios de Pemex, que en diversas reuniones realizadas en la Casa del Campesino de Agua Fría trataron de convencer a ejidatarios de El Cabellal, Vicente Guerrero y El Ojite, de las bondades del proyecto y negaron que pudieran afectarse los pozos de agua.

“Dijeron que no se corría el riesgo de que los pozos se secaran. Los empleados de las petroleras “porque también venían los extranjeros”, aseguraron estar cumpliendo con las normas de seguridad de manera estricta y pidieron a los ejidatarios “no temer pues la tecnología era muchas veces mejor y se comprometieron a realizar la inspección constante de cinco o 10 pozos de agua para verificar su capacidad y las variaciones del líquido. Pero cumplieron a medias”.

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