Ataviado con ropa blanca e irradiando luz es como Gonzalo Estrada Andrade recuerda a Juan Gabriel en su visita fugaz al municipio de Atlixco, sitio donde lo atendió en un negocio de helados.

La tarde del 13 de agosto, 15 días antes de morir, una camioneta de lujo se detuvo a un costado de la paletería La Michoacana en el bulevar Rafael Moreno Valle. De ella descendió un hombre quien pidió 4 helados, 2 de chocolate con crema y el resto de choco vainilla. Cuando Gonzalo volteó al vehículo se dio cuenta que era Juan Gabriel quien estaba de copiloto.

“¿Es Juan Gabriel el que viene ahí?”, preguntó. La respuesta que obtuvo fue afirmativa.

Al animarse a pedir una foto recibió un sí, aunque le pareció que con un tono grosero.

Para entonces el hombre había llevado los helados a la camioneta y Gonzalo estaba resignado a desearle solamente buen viaje al cantante.

Después Juan Gabriel se bajó de la camioneta y le dijo: “¡ven, vamos a tomarnos la foto, solo de lejitos, tú ahí y yo acá, así salimos los dos!

Cuando alguien les tomó la instantánea, el “Divo de Juárez” bromeó con que la foto era para él.

“Es a toda madre, es a todo dar, porque el simple gesto de haberse bajado, porque yo no se lo pedí directamente”, expresó Gonzalo.

“Se veía bien, traía una túnica blanca, muy, muy blanca, se veía bien todo”. Sin embargo acepta que su voz estaba cansada.

“Sí, me siento emocionado, no me le pude acercar porque él me lo pidió, pero fue muy padre porque no todos tenemos la fortuna de encontrarnos con una estrella de esa magnitud”, dijo.

Juan Gabriel murió 15 días después en su residencia de Santa Mónica, California.