• Izucar de Matamoros

Arcos de cucharilla, tradición de Izúcar en riesgo de perderse

  • Lidchy Cano
Cada arco, de entre 3 y 8 metros de altura, tiene un costo de 10 mil pesos, cuya elaboración depende de hasta 12 hombres

Izúcar de Matamoros, Pue.- Ante el temor que dejen de elaborarse los arcos de cucharilla, ornamento elaborado en Izúcar de Matamoros para festejar las fiestas patrias en los 14 barrios del municipio, dicha actividad se enseña a los jóvenes de la demarcación para que mantengan viva esa tradición.

Los arcos son colocados en las calles de los barrios y en el inmueble que antes era la sede del Ayuntamiento, lugar en el que se realiza el grito de independencia durante la noche del 15 de septiembre.

Al respecto, uno de los artesanos que elaboran los ornamentos, Juan Hernández Cortesano, mejor conocido como “El Grande”, y quien tiene 40 años de experiencia en el ramo, dijo temer que la tradición se pierda, y es que cada vez son menos los jóvenes que participan en su manufactura.

Destacó que la colocación de los arcos de cucharilla lleva más de 50 años, a través de un proceso completamente artesanal, el cual corre a cargo de izucarenses, quienes de generación en generación han aprendido y enseñado la técnica.

En ese sentido, dijo que los arcos son elaborados con la planta de cucharilla, que recolectan en los cerros de Tepexi de Rodríguez, Ahuatempan y algunas comunidades de la Mixteca.

La materia prima es filosa y tiene  espinas, situación que complica manipulación, sin embargo, quienes aun elaboran el ornamento no ven en ello un impedimento, por el contrario, lo hacen con mucho orgullo.

Hernández Cortesano precisó que cada arco, con altura de los 3 a los 8 metros, tiene un valor superior a los 10 mil pesos, ya que cada unidad requiere la intervensión de entre 8 y 12 hombres, los cuales tardan hasta 4 días para concluir su obra.

Por su parte, Jesús Medel Rodríguez, un joven de 17 años que aprendió la técnica de elaboración desde niño, mencionó que el comenzó elaborando barriecos, arreglos que se colocan en iglesia.

Narró que desde los 7 años comenzó a trabajar la cucharilla, a la vez que recordó que fueron personas adultas de su familia quienes le enseñaron la técnica, y así, actualmente el joven originario del barrio de San Diego, participa gustoso en esa tradición.

Ambos artesanos coincidieron en su temor por la gradual desaparición de la elaboración de arcos de cucharillas, y es que cada vez son menos los jóvenes y niños interesados en aprender la técnica.

De esa manera, pidieron a jóvenes y niños a reflexionar sobre la importancia de la tradición, para que de esa manera se involucren y permitan que futuras generaciones sean testigos y partícipes del acto.

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