San Pedro Cholula, Pue.- Bajo el argumento de que la fe religiosa en la región de las Cholulas es una tradición muy arraigada, los presidentes municipales de San Pedro y San Andrés, José Juan Espinosa Torres y Leoncio Paisano, han incluido porciones litúrgicas en actos de gobierno, contraviniendo el carácter laico de las autoridades establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

La participación de los párrocos en la vida pública de estos dos municipios conurbados a Puebla es tan común que no resulta extraño que, por ejemplo, se participe como autoridad en eventos de carácter religioso en horarios de trabajo o se manifiesten expresiones como santiguarse o rociar agua bendita a propiedades de la comuna en eventos públicos. 

El 21 de abril de 2014 en la reapertura del rastro municipal de San Pedro Cholula, después de dos meses de permanecer cerrado, el entonces párroco Rafael Amador Tapia, ofició una misa en una pequeña capilla construida por el ayuntamiento en el patio del matadero.

En el acto litúrgico participaron los trabajadores, funcionarios del ayuntamiento y regidores. Al finalizar el evento, el ministro de culto realizó un recorrido y roció las instalaciones con agua bendita, mientras el regidor Ricardo García Coconi le sostenía el recipiente con el líquido. Una serie de fotografías oficiales son testigo.

También fue rociado con agua bendita un vehículo adquirido para la recolección de basura.

El 11 de agosto de 2014, en la entrega de 13 patrullas para el municipio de San Andrés Cholula, los cofres de los vehículos quedaron abiertos para que en un recorrido que hizo el presidente municipal Leoncio Paisano junto con el párroco Miguel Sánchez Almarás, se “bendijeran” los motores. Así una a una fueron rociadas las unidades.

En la más reciente entrega de 10 patrullas Charger, el pasado 18 de agosto, ocurrió el mismo fenómeno. 

El secretario general del Ayuntamiento, Daniel Anteliz justificó que es “la costumbre y la tradición de muchos, de pedir la bendición como tal del padre para que proteja tanto a sus ocupantes como a las propias unidades y bueno es una cuestión de usos y costumbres más que una cuestión de ilegalidad ”.

Una costumbre a todos los niveles

Salvando las distancias, el caso se equipara, con lo ocurrido en el sexenio de Vicente Fox cuando en la última visita de Juan Pablo II, el mandatario en un evento de Estado se inclinó para besar el anillo papal, la escena quedó plasmada en una histórica fotografía.

En su libro  “Entre al fe y el poder”, Roberto Blancarte, señala que una vez que la laicidad es un régimen social de convivencia donde las instituciones están legitimadas por la soberanía popular la utilización de recursos religiosos es innecesaria para un cargo de gobernante elegido por la voluntad popular.

Blancarte observa que si se trata de un asunto de convicción personal (la fe religiosa) resulta obligado distinguir claramente que se trata de ello y no en carácter de presidente municipal. “De otra manera, se corre el riesgo de que ante los ojos de muchos parezca que está pasando por encima de la ley respectiva”.