Izúcar de Matamoros, Pue.- El Árbol de la Vida es una artesanía originaria del municipio de Izúcar de Matamoros que es conocida y apreciada a nivel internacional, sin embargo no ocurre lo mismo en la república mexicana, señalaron artesanos dedicados a su creación.

Los árboles de la vida hechos con barro policromado, decorados con múltiples figuras y formas de colores, son una tradición centenaria.

Sus fabricantes afirman no haber recibido suficiente apoyo de las autoridades para llevar sus piezas a otras naciones como Estados Unidos y Alemania donde son bien pagadas.

En el país existen poblaciones que producen estas artesanías, y entre ellas destacan Izúcar de Matamoros, Acatlán y Metepec en el Estado de México.    

Desde hace 250 años los árboles se han conservado debido a que la técnica para crearlos pasa de generación en generación. Se le atribuye a la familia Castillo el haber sido los iniciadores.

Actualmente en el municipio existen 11 talleres que los elaboran y son alrededor de 70 personas quienes trabajan en ellas.

Alfonso Gil, coordinador de cronistas de la región sur del estado de Puebla, explicó que desde los tiempos prehispánicos, el barro ha sido un material que expresa las tradiciones y la visión de los pueblos, por lo cual a través del árbol se representa la creación de la tierra.

Indicó que antes era una tradición que a los recién casados se les obsequiara un árbol de la vida, como símbolo de fertilidad y abundantes cosechas, pero actualmente debido a los altos costos de estas artesanías, y sobre todo a la pérdida de valores de identidad, la costumbre se perdió.

Para poder ser considerado un árbol de la vida, la pieza debe de tener las efigies de Adán y Eva, así como la serpiente del pecado en alguno de sus extremos, de lo contrario solamente es un candelero policromado.

Cada uno de los artesanos izucarenses tiene una sensibilidad distinta para crear y decorarlos, por lo que nunca habrá dos iguales.

Elfego Vázquez Piedra, artesano de Izúcar de Matamoros, destacó que el costo de un árbol de la vida puede ir desde los mil hasta los 100 mil pesos, lo que no impide que haya piezas en muchas partes del mundo, en galerías, colecciones privadas, universidades y museos.

Agregó que desgraciadamente en Izúcar la gente no valora la riqueza cultural de esta obra, por lo que son pocos quienes conocen los talleres.

Destacó que lo anterior se debe al poco interés por las raíces de Izúcar, pues no se puede querer o amar algo que no se conoce.

Dijo que él aprendió observando piezas de otros talleres, y hoy en día cuenta con el suyo para hacerlos.

El artesano expresó que urge el rescate del árbol de la vida y su técnica, pues los iniciadores se han ido muriendo, y es necesario difundir la actividad.

Finalmente, puntualizo que los árboles de la vida tienen mucha demanda en Europa, pues a pesar de que cuesta trabajo realizarlos también representan importantes ingresos para una familia.