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Sombrero de palma, una artesanía que está a punto de morir

En San Miguel Ixitlán y Zapotitlán Palmas agoniza el oficio para dar paso a la elaboración de bolsas de plástico.

San Miguel Ixitlán, Pue.- Cada vez son menos los hombres y mujeres que se dedican al tejido de sombreros de palma, un ofició que tanto para este municipio como para Zapotitlán Palmas, colindante con Puebla, parecía ser la única fuente de trabajo a pesar de que un sombrero listo para ser planchado tiene un precio de 7 a 8 pesos y quienes toda la vida se han dedicado a mover sus manos entre la palma, logran hacer dos sombreros por día.

En Zapotitlán Palmas los pobladores han cambiado esta materia prima por la fibra de plástico, según ellos es más barato adquirir la fibra que la palma para sombrero. En esta población ya casi nadie teje sombreros y en San Miguel Ixitlán, el oficio agoniza ante la oferta de tejer ahora bolsas y otros productos con fibra de plástico que se venden mejor que el sombrero.

Don Pedro Bernardino Flores Martínez de 82 años de edad, de la población de Zapotitlán Palmas, aprendió de su bisabuelo a tejer el sombrero, toda su vida se dedicó a este oficio que nadie de sus hijos lo heredó. Dice que el oficio que aprendió morirá con él porque a sus hijos no les gustó aprenderlo, migraron a los Estados Unidos y ahora no sabe si algún día los vea regresar a la tierra donde los vio nacer.

“Aquí en Zapotitlán ya no tejemos el sombrero porque la palma blanca es muy cara y no se vende bien, los pagan muy barato, mientras que las bolsas de plástico se vende de 13, 16  y hasta 26 pesos en el mercado; va dependiendo del tamaño y de los colores que tenga y en un día terminó hasta cuatro bolsas, sale para pagar la fibra y nos deja más ganancia que el sombrero”, señaló Don Bernardino.

Sin dejar de mover sus dedos para no perder tiempo y terminar sus bolsas del día, explicó que con un cuarto de kilogramo de fibra de plástico que cuesta 16 pesos, salen tres bolsas que logra vender a 13 y 16 pesos, mientras que el sombrero lo vendía a 7 pesos. Debido a eso todas las personas adultas que se dedican a este oficio, han cambiado la palma por el plástico.

Don Pedro Bernardino nació en 1935, recuerda que esta población fue reconocida como la más fuerte en el tejido del sombrero de palma, oficio que se cayó por la mano de obra barata, ahora la experiencia y la habilidad que estos adultos adquirieron desde su infancia, la aprovecharán para elaborar otro tipo de productos de fibra de plástico con el que buscarán seguir sobreviviendo en esta zona donde no hay trabajo más que cuidar chivos, vacas y sembrar un poco de grano en el campo de temporal.

En San Miguel Ixitlán son contados los adultos que siguen tejiendo sombrero, “no se gana casi nada pero para no tener las manos sin hacer nada, seguimos haciendo sombreros, ya es como un gusto tener los dedos en movimiento con la palma”, dice Don Juan Martínez de 86 años de edad.

No obstante, reconoce que éste es un oficio que morirá con los viejos y quedará como historia ante las nuevas generaciones que se negaron a seguir con el trabajo de los abuelos quienes toda la vida tejieron para darle una figura a la palma, la del sombrero que hasta a las mujeres les gustaba llevar en la cabeza para protegerse del calor.

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