• Huauchinango

Al buzón de quejas manda supervisor del IMSS a víctimas de deficiencias médicas

La semana pasada, María “N”, habitante de la segunda sección de la cabecera, dio a luz en el jardín del Centro.

Chiconcuautla, Pue.- “Que acudan al buzón de quejas”, respondió Adrián Aguilar Vázquez, supervisor médico del IMSS región 02, al reclamo de las mujeres indígenas de Chiconcuautla que denunciaron deficiencias y maltrato de los encargados de la atención en el Centro de Atención Rural Obstétrico (CARO) de esta cabecera municipal.

Lo anterior cuando este medio de comunicación intentó entrevistarlo respecto a las presuntas anomalías dadas a conocer por pobladoras de este municipio serrano.

Primero, el médico Aguilar Vázquez adujo que tenía que pedir autorización a sus superiores para hacer declaraciones públicas y al referirle que se trababa de conocer la versión institucional sobre algunas anomalías en el servicio del CARO que depende del IMSS, declaró contundente: “Si tienen quejas, que las hagan por escrito y las lleven al buzón”.

Previamente, mujeres de Chiconcuautla dieron a conocer que los médicos Pedro López González y Héctor Flores, han actuado con negligencia y falta de profesionalismo, que incluso se presentan a su centro de trabajo en estado de ebriedad o se emborrachan ahí mismo.

El miércoles de la semana pasada, María “N”, habitante de la segunda sección de la cabecera, dio a luz en el jardín del CARO, luego de que se negaran a atenderla, agregaron. “Le cerraron las puertas y ya iba con muchos dolores”, precisaron, “por eso su niño lo tuvo afuera”.

Aunque los hechos relativos a este parto fueron minimizados por el galeno del ayuntamiento Juan Francisco Picazo, quien aseguró que sólo se trató de “un mal entendido” porque “la señora habló primero con los doctores y luego cuando la buscaron ya no la encontraron y por eso tuvo a su bebé afuera”.

Sin embargo, de acuerdo con testimonios de varias mujeres, encabezadas por Manuela González, ésta sólo es la irregularidad más reciente pues los doctores Pedro López y Héctor Flores abren la clínica pasado el mediodía por lo que muchas personas deben esperar varias horas para su consulta.

“A las 10 o las 11 de la mañana no aparece el doctor y ellos cierran la puerta para que nadie los vea que están tomando. El otro día fui y le pedí a la enfermera que le preguntara al doctor si me iba a atender, pero ni ella salió yo creo que le dijo que no iba a atender porque está borracho”, añadió.

Lo más grave, agregó, es que cuando las consultan lo hacen de mala gana, las regañan y la mayor parte de las veces las mandan a atenderse al Hospital de IMSS de Chignahuapan –a 91.2 kilómetros de distancia, yendo por la mejor carretera o a 65 kilómetros por caminos vecinales de terracería que se recorren en 90 minutos aproximadamente-.

El largo tiempo de espera para una consulta y el maltrato al que las someten ha generado que las mujeres no quieran acudir a la clínica. “Tenemos que estar todo el día con la ficha en la mano, para que finalmente nos digan que como ya son las 4 de la tarde se terminó el turno”.
Nada nuevo

El 30 de enero de 2012, Marlene Cruz Escamilla, indígena de 20 años originaria de este municipio murió tras la detección tardía de un tumor en la matriz, luego de un largo peregrinar de sus familiares por varios nosocomios de la región.

De acuerdo con versiones de sus familiares, la joven acudió al entonces recién inaugurado CARO con una fuerte hemorragia,  pero no estaba ninguno de los médicos asignados al lugar y debieron viajar a Huauchinango.

De ahí, contó su tía Sofía Escamilla Benito, “nos mandaron a La Ceiba porque dijeron que nos tocaba ser atendidos por el Imss, pero ahí nos regresaron a Huauchinango porque nos dijeron que no tenían los aparatos necesarios. Entonces nos la llevamos a Puebla, donde la operaron y tuvimos que quedarnos 15 días, aunque primero nos dijeron que no la podían recibir porque ya iba muy grave”.

“Cuando necesitamos a los médicos del Caro, ya no están, llegan los miércoles y los viernes, y si alguien se enferma en otro día tiene que viajar si puede. Un viaje a Huauchinango sale en 600 pesos y uno a Puebla sale en unos 2 mil pesos, más las medicinas”, refirió Sofía quien dijo ser campesina y ganar 70 pesos diarios. 

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