Un hombre de 31 años fue condenado en Reino Unido a cadena perpetua por asesinar brutalmente a su pequeño hijo de dos años.

Antes de matarlo a golpes, Rapahel Kennedy lo retrató sonriente y le envió la fotografía a la madre de 18 años a través de Snapchat.

El agresor lo dejó agonizar con hemorragias internas durante una hora antes de llamar a la ambulancia, el pequeño fue trasladado al hospital, pero ahí los médicos no pudieron hacer nada para salvar su vida.

El pequeño tenía 39 lesiones en la cabeza, cuello, torso y extremidades.

De acuerdo con medios locales, el crimen ocurrió el 15 de diciembre pasado pero apenas hace unos días se dictó condena. Tendrá que cumplir un mínimo de 24 años de prisión antes de pedir libertad condicional.

Los médicos testificaron que Dylan sufrió trece fracturas de costilla en al menos tres momentos diferentes, lo que indica que había sufrido palizas en distintas ocasiones.

Además, un análisis de la sangre  reveló alta concentración de cocaína y otras drogas en su organismo. El asesino reconoció ante el tribunal que su fuente de ganancias era la venta de estupefacientes. 

El condenado, quien había conocido a su hijo solo diez semanas antes de matarlo, negó tener responsabilidad por su muerte.

La madre de la víctima vivía con otro hombre, pero permitía que Kennedy se llevara al niño a su casa luego de que un análisis confirmara su paternidad. 

ES