El gobierno de Estados Unidos ha recurrido a una nueva estrategia en su política migratoria, pintar de negro el muro fronterizo con México. Esta medida fue dada a conocer por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, que tiene como propósito aumentar la temperatura de la superficie metálica para dificultar el cruce de migrantes por los efectos del calor extremo.

El recubrimiento oscuro transforma la estructura tan hostil al contacto que desalentara cualquier intento de atravesarlo. De esta forma, la administración buscó sumar un componente disuasorio adicional a la altura y el diseño de la valla, ya de por sí considerada difícil de escalar.

Esta decisión forma parte de acciones más severas en la política migratoria impulsada por Donald Trump.

Desde el inicio de esta administración se han llevado a cabo medidas más agresivas, entre ellas deportaciones masivas hacia terceros países y la construcción de nuevas secciones del muro, pese a la oposición de organismos defensores de derechos humanos.

El muro fronterizo, además de su función como infraestructura de seguridad, se convirtió durante la administración republicana en un símbolo político.

El presidente de Estados Unidos lo presentó como un emblema de su compromiso de la defensa del territorio estadounidense y como eje de sus promesad de campaña.

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LMR