Cuando una persona adulta mayor fallece, muchas dudas surgen entre sus familiares, especialmente si recibía apoyos gubernamentales como la Pensión del Bienestar. Algunos se preguntan si es posible transferir ese dinero a otro familiar, continuar recibiéndolo o incluso considerarlo como parte de la herencia. La respuesta, aunque no es la más alentadora, es clara: no, la pensión no se hereda.

De acuerdo con las reglas de operación publicadas para el ejercicio fiscal 2025, el apoyo económico que otorga el gobierno a los adultos mayores termina en el momento en que se registra su fallecimiento. Es decir, no se seguirán depositando recursos y, además, ningún familiar puede solicitar pagos pendientes o por adelantado.

El documento oficial, publicado en el Diario Oficial de la Federación, especifica que la pensión no puede ser considerada como herencia y que tampoco se pueden reclamar pagos atrasados o futuros, aunque haya un auxiliar registrado en el programa. Esto deja fuera cualquier posibilidad de que un hijo, nieto o cónyuge continúe recibiendo el apoyo que se daba al adulto mayor.

En caso de fallecimiento, lo primero que deben hacer los familiares es notificarlo en el módulo de atención de la Secretaría del Bienestar más cercano, llevando el acta de defunción o un certificado oficial. Si por alguna razón no se cuenta con estos documentos, se puede presentar un escrito libre donde se indique la fecha del fallecimiento y la razón por la cual no se tiene el acta. Este escrito debe estar firmado por dos testigos.

Aunque el trámite puede parecer burocrático, es importante hacerlo para evitar problemas futuros, sobre todo si la tarjeta del beneficiario sigue activa o si hubo algún depósito después de la muerte. La Secretaría de Bienestar puede exigir la devolución del dinero si no se notifica el fallecimiento a tiempo.