Durante los primeros meses del actual gobierno estadounidense encabezado por Donald Trump, México ha recibido a más de 65 mil personas deportadas, en su mayoría mexicanos, según informó la presidenta Claudia Sheinbaum en su conferencia matutina de este martes.

La mandataria explicó que, desde el 20 de enero hasta la fecha, han ingresado al país 65,475 personas deportadas, de las cuales 59,747 son ciudadanos mexicanos y el resto, 5,728, provienen de otros países. Aunque este fenómeno migratorio no es nuevo, ha generado preguntas sobre el papel que México desempeña en la política migratoria regional, en especial respecto a su posible función como “tercer país seguro”.

México niega ser filtro migratorio para Estados Unidos

Ante cuestionamientos sobre si México ha asumido de facto el rol de “tercer país seguro” —una figura que implicaría aceptar y procesar solicitudes de asilo en lugar de Estados Unidos— Sheinbaum fue clara al rechazar esta idea.

“Ese término requiere un acuerdo formal entre ambos países, y México no ha firmado nada, ni tiene intención de hacerlo”, afirmó tajantemente.

Cabe recordar que este concepto ha sido promovido en el pasado por el gobierno estadounidense como parte de su estrategia para frenar la migración, especialmente de personas provenientes de Centroamérica y otras regiones que buscan refugio en EE. UU.

Atención a migrantes extranjeros: caso por caso

En cuanto a los migrantes no mexicanos que han sido deportados a territorio nacional, la presidenta señaló que se les brinda atención con enfoque humanitario, y que cada situación es evaluada individualmente.

“Se les recibe, se analiza si quieren regresar a su país de origen. Si es así, se les apoya con el traslado. Si no, se busca la manera de integrarlos”, explicó.

No se especificó cuántos de estos extranjeros han optado por permanecer en México ni bajo qué condiciones legales o programas se lleva a cabo su integración, aunque la mandataria insistió en que nadie es obligado a salir del país.

El reto migratorio sigue en el centro del debate

La cifra de deportaciones ocurre en un contexto internacional tenso, donde los flujos migratorios han aumentado y las políticas estadounidenses se han endurecido, especialmente tras el regreso de Trump a la presidencia.

Organismos civiles han señalado que la presión que ejerce Estados Unidos sobre México para contener la migración coloca al país en una posición complicada, al tener que gestionar la llegada de miles de personas sin un marco binacional que garantice recursos y responsabilidades claras.

Por ahora, el gobierno mexicano insiste en que no existe ningún convenio que lo obligue a funcionar como barrera para el sistema migratorio de su vecino del norte. Sin embargo, la realidad en la frontera y en centros de detención y recepción sigue siendo compleja, y con frecuencia superada por la cantidad de personas que cruzan diariamente.

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foto cortesía 

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