Tochimilco, Pue.- Cuando cae la noche en Cuilotepec, un rincón oculto de Tochimilco, sucede algo extraordinario.

Las luces artificiales desaparecen, el aire se enfría y, de pronto, el bosque cobra vida con el titilar de millas de luciérnagas iluminando la oscuridad como si alguien hubiera roto un frasco de estrellas.

Durante junio y julio, este fenómeno natural convierte a Cuilotepec, una comunidad enclavada a sólo 40 minutos de Atlixco y cerca del Popocatépetl, en un destino místico y encantador para quienes buscan una experiencia íntima con la naturaleza.

Según informes de la dirección de turismo local, el avistamiento de luciérnagas está consolidado como una de las actividades más singulares en esa región.

"Es una experiencia la cual por momentos no se puede describir. Es mejor vivirla", comentó una guía comunitaria y habitante del ejido de Cuilotepec donde año con año las familias se organizan para proteger el ecosistema y recibir visitantes de manera responsable.

El entorno boscoso, el silencio casi ritual y la danza luminosa de estos insectos crean una atmósfera comparada por algunos viajeros con un cuento de hadas. Sin embargo, el acceso a este espectáculo está condicionado al respeto por la naturaleza, evitando el uso de luces intensas, ruidos fuertes y cualquier forma de contaminación.

Para llegar desde Atlixco basta con tomar la carretera hacia Tochimilco y seguir las indicaciones hacia Cuilotepec. El camino, aunque sinuoso, atraviesa paisajes montañosos, preludio de la magia al final del trayecto.

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Foto: Cortesía

cdch