Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge encendió las alertas sobre los riesgos de privacidad en las aplicaciones que ofrecen control del ciclo menstrual. Según el análisis, muchas de estas plataformas utilizan la información de salud de sus usuarias como moneda de cambio, vendiéndola a terceros sin explicar con claridad cómo, para qué o con quién se comparte.

El informe, elaborado por el Minderoo Centre for Technology & Democracy, advierte que los datos recabados no se limitan al calendario menstrual. En realidad, las aplicaciones pueden recolectar información que va desde la actividad sexual y el estado de ánimo hasta datos más sensibles como preferencias políticas, hábitos de consumo, identidad de género o intenciones de embarazo.

Este tipo de información, aunque parece inofensiva, puede ser usada para crear perfiles muy detallados de las personas, lo que representa un riesgo serio si cae en manos equivocadas o si es utilizada para fines de mercadotecnia invasiva, discriminación o vigilancia.

Los investigadores aseguran que, en muchos casos, las políticas de privacidad son largas, confusas o poco transparentes, lo que impide que las usuarias comprendan realmente el alcance del uso de sus datos. En ocasiones, ni siquiera hay una opción clara para rechazar que su información sea compartida con terceros.

Entre las propuestas del informe destaca la creación de una app pública y sin fines de lucro para el seguimiento menstrual, gestionada con estándares éticos, técnicos y de seguridad que protejan realmente la privacidad. Además, se plantea tratar esta información como datos de salud sensibles, lo cual implicaría mayor regulación.

También se pide que las empresas responsables de estas apps ofrezcan consentimiento informado de manera clara, con explicaciones sencillas sobre qué se está compartiendo y con qué propósito. El estudio propone incluir en el diseño de estas plataformas a especialistas en salud, en privacidad digital, y a representantes de la sociedad civil, para garantizar un enfoque ético desde su origen.

El documento pone énfasis en la necesidad de educar digitalmente a las personas usuarias, para que comprendan los riesgos de compartir datos íntimos en entornos digitales, y puedan tomar decisiones más informadas.

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foto cortesía 

xmh