El pasado 20 de abril, en la playa Chac Mool de Cancún, un joven estadounidense de 20 años, identificado como Alejandro González, falleció al intentar rescatar a una amiga que había sido arrastrada por una fuerte corriente marina. A pesar de sus esfuerzos, Alejandro no logró salir del agua y fue reportado como desaparecido. Su cuerpo fue localizado días después por autoridades locales.

Originario de Saginaw, Michigan, Alejandro Cortez González era estudiante de tercer año en la Facultad de Estudios Creativos de la Universidad Estatal de Detroit. Egresado de la Academia de Artes y Ciencias de Saginaw, se destacaba por su pasión por las artes visuales, especialmente en pintura, dibujo y arte textil. También era músico aficionado: tocaba teclado y flauta, y formaba parte del grupo musical de alabanza en su iglesia.

La tragedia ha conmovido tanto a la comunidad estadounidense como a la mexicana. Su madre, Renee González, expresó su dolor a través de redes sociales, destacando el altruismo de su hijo:

“Mi hijo murió salvando una vida. No hay mayor muestra de amor que esa.”

Ante la dificultad para repatriar el cuerpo a Estados Unidos, la familia inició una campaña en GoFundMe para reunir fondos y cubrir los gastos funerarios y de traslado. A través de Facebook, su madre compartió la última fotografía tomada a Alejandro frente al mar:

“La sonrisa en su cara me recuerda lo feliz que estaba de estar con sus amigos y pasar tiempo en algún lugar nuevo.”

Este lamentable suceso vuelve a poner sobre la mesa los riesgos naturales que representan ciertas zonas costeras del Caribe mexicano. La playa Chac Mool, aunque popular entre turistas, es conocida por sus corrientes fuertes. Las autoridades han reiterado la importancia de seguir las indicaciones de los guardavidas y estar atentos a las señales de advertencia para evitar tragedias como esta.