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Gracias, papa Francisco

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Reflexión sobre la muerte del papa Francisco, a quien considera como un auténtico cristiano que hizo mucho por una Iglesia más humana y cercana a la gente

Murió el papa Francisco. El primer jesuita y el papa más congruente con el mensaje de amor de Cristo, un mensaje que es profundamente político y que  hasta los ateos echaran de menos.

Se va el primer pontífice nacido en América Latina. El que rompió moldes, incomodó a los poderosos y abrazó a los olvidados. El que desde el corazón del Vaticano, con acento argentino y mirada compasiva, nos habló al mundo con la sencillez de quien sabe que Dios no habita en los palacios, sino en los barrios, en las cárceles, en los hospitales, en los cuerpos rotos por el sistema.

Gracias, papa Francisco, por haberle devuelto a la fe su sentido más profundo: el de la dignidad humana. Gracias por recordarnos, desde la Santa Sede, que primero son los pobres. Que el Evangelio, lejos de ser arma moralista, es una herramienta de transformación social. Que el capitalismo sin ética no es más que una fábrica de miseria. Porque tu voz fue clara: no se puede rendir culto a un Dios y al mismo tiempo idolatrar al dinero. Un papa cuyos valores y discursos cabían en los del presidente Andrés Manuel López Obrador y que fueron evocado por este último.

Gracias por hacer lo que antecesores temieron: endurecer las leyes dentro del Vaticano para enjuiciar a los pederastas. Por romper el silencio cómplice y obligar a los sacerdotes a denunciar los abusos contra menores. Porque los cuerpos de niñas y niños merecen justicia y desde esa alta investidura, se lograron esfuerzos concretos para que eso ocurriera. Luchando siempre a contra corriente, un papa progresista entre conservadores.

Gracias nombrar a la hermana Raffaella Petrini como la primera mujer gobernadora del Vaticano el 1 de marzo de 2025. En un espacio históricamente dominado por voces masculinas, esa decisión fue una revolución de los canones. Gracias por abrir las puertas a que más mujeres tomaran responsabilidades reales dentro de la Iglesia. Porque las feligreses han soportado todo tipo de vejaciones y las creyentes también oran, bendicen con la palabra, sabiduría y guardan profundo derecho a derecho a decidir sobre los espacios que habitan.

Gracias, papa Francisco, por mirar de frente a las personas LGBTI+. Por haber apoyado el reconocimiento civil de los matrimonios homosexuales. Por haber dicho, con claridad, que todos merecen una familia. En una Iglesia que tantas veces expulsó, Bergoglio abrió  puertas. En un templo que tanto juzgó, en un mundo con crecientes inoleracias, pudo sembrar comprensión. Porque el amor no necesita etiquetas ni permisos, y el papa lo supo.

Gracias por alzar la voz en favor de Palestina, por hablar de justicia cuando otros solo hablan de geopolítica. Por condenar las guerras y a los egoístas, por abrazar a las víctimas, por rechazar el negocio de las armas. Por esa voz poderosa que exigió un Alto al fuego. Gracias por pedir misericordia, humanidad y generosidad hacia los migrantes. Porque mientras el mundo levanta muros, tú nos recordaste que ningún ser humano es ilegal. Que migrar no es un delito.

Gracias, papa Francisco, por permitir que las personas divorciadas volvieran a sentirse parte. Por abrir camino, aunque no sin resistencias, a una Iglesia más humana, más cercana, más viva. Por tu revolución silenciosa, por tu sonrisa franca, por tu humildad incómoda, por tu ternura política.

Te fuiste. Pero sembraste. Y esa semilla ya no se puede desenraizar. Gracias papa Francisco por hacer historia todos los días de tu vida, por el sentido original y verdadero de ideas religiosas alejadas de los sectarios y de los clasistas. 

Al papa Francisco le lloran hoy creyentes y no creyentes. Se le despide desde los altares y desde las calles. Desde la fe, la duda, la rebeldía o la contradicción, pero con algo en común: sabemos que con su muerte, se va una voz que habló cuando debía hablar. Y eso, en estos tiempos, es un milagro.

El papa Francisco fue un auténtico cristiano que hizo mucho por una Iglesia más humana y cercana a la gente. Se apaga un faro de luz que logró ser orientador de la moralidad en tiempos en que todo fácilmente se hizo relativo. Su llegada a la cabeza de la Iglesia Católica inició un cambio de era, su muerte abre un Cónclave qué seguramente, confirmara este cambio. Pareciera breve su papado, compensado por la intensidad, profundidad y cantidad de cambios, que no cabrían en 12 años, 1 mes y 8 días como Su Santidad.

El papa Francisco falleció el lunes 21 de abril de 2025 a las 7:35 a.m. en su residencia de la Casa Santa Marta en el Vaticano, a los 88 años de edad. Su deceso fue confirmado oficialmente por el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo de la Santa Romana Iglesia.

Durante las semanas previas, el papa había estado hospitalizado por una neumonía bilateral, y aunque fue dado de alta, su salud continuó deteriorándose. Su última aparición pública fue el domingo de resurrección en pascua, durante la bendición Urbi et Orbi en la Plaza de San Pedro, donde, visiblemente debilitado, saludó. Fecha especial y emblemática para las personas católicas. Con su muerte, se inicia el período de “sede vacante”, durante el cual se convocará un cónclave para elegir a su sucesor como líder de la Iglesia Católica.

Gracias papa Francisco. Gracias por ser el primer representante de la fe de origen latinoamericano. Gracias por llevar los valores que tenemos en común en nuestra región: primero los pobres. Gracias papa Francisco, pues hasta los no católicos recibieron mensajes de estatura moral y la brujula sobre derechos rebasó lo moralino para centrarse en lo divinamente humano. Gracias Francisco.

 

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Columna de Frida Gómez en SDP Noticias
 
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