• Salud

Dieta alta en grasas acelera el deterioro cerebral en adultos mayores

  • Xóchitl Montero
Solo tres días de ingesta excesiva de grasas saturadas pueden desencadenar cambios neuroinflamatorios que afectan la memoria, incluso antes de que la obesidad se desarrolle

Un reciente estudio realizado por la Universidad Estatal de Ohio ha arrojado resultados sorprendentes acerca de los efectos inmediatos de una dieta rica en grasas en el cerebro, especialmente en las personas mayores. Según los hallazgos, solo tres días de ingesta excesiva de grasas saturadas pueden desencadenar cambios neuroinflamatorios que afectan la memoria, incluso antes de que la obesidad se desarrolle. Los resultados, publicados en la revista Immunity & Ageing, cuestionan las ideas previas sobre cómo una dieta poco saludable afecta al cerebro.

Inflamación cerebral y deterioro cognitivo prematuro

El estudio, dirigido por la investigadora Ruth Barrientos, se centró en el impacto de la dieta rica en grasas en dos grupos de ratas, jóvenes y envejecidas. Durante tres días o tres meses, los animales fueron alimentados con una dieta alta en grasas, con el objetivo de comparar los efectos de la alimentación poco saludable en diferentes etapas de la vida.

Aunque los efectos metabólicos y los problemas intestinales fueron más evidentes en las ratas que siguieron la dieta durante tres meses, los investigadores se sorprendieron al descubrir que, incluso en tan solo tres días, las ratas viejas experimentaron un deterioro notable en su memoria y mostraron signos de inflamación en el cerebro. Barrientos señaló que estos cambios cerebrales se produjeron "mucho antes de que aparecieran problemas metabólicos o la obesidad", desafiando las teorías previas que vinculaban exclusivamente la inflamación cerebral a la obesidad.

¿Qué pasa en el cerebro?

Las ratas viejas que siguieron una dieta rica en grasas, ya fuera por tres días o tres meses, mostraron alteraciones significativas en dos tipos comunes de memoria que se ven comprometidos en personas con demencia: la memoria contextual, mediada por el hipocampo, y la memoria de miedo, controlada por la amígdala. Estas ratas también mostraron un aumento en los niveles de citoquinas, proteínas asociadas con la inflamación, lo que sugiere que la dieta estaba alterando negativamente el balance inflamatorio del cerebro.

Por otro lado, las ratas jóvenes que también siguieron la misma dieta no presentaron los mismos problemas. Aunque ganaron peso y mostraron disfunción metabólica similar a las ratas más viejas, su memoria y función cerebral permanecieron intactas. Esto se debe, según los investigadores, a la capacidad de los animales jóvenes para activar respuestas antiinflamatorias que las ratas mayores no pueden generar.

¿Por qué afecta más a los mayores?

Los resultados del estudio apuntan a un fenómeno conocido como "cebado inflamatorio", un proceso donde el cerebro envejecido se vuelve más propenso a la inflamación. Barrientos explicó que a medida que las personas envejecen, su cerebro pierde células cerebrales que ayudan a lidiar con este tipo de inflamación, lo que hace que el impacto de una dieta poco saludable sea mucho más dañino. La grasa constituye el 60% de las calorías de la dieta alta en grasas que se utilizó en el estudio, lo que puede equivaler a una comida típica de comida rápida, como una hamburguesa de restaurante.

Este hallazgo pone de manifiesto una realidad preocupante: una dieta poco saludable no solo afecta a las personas mayores que ya enfrentan problemas de salud, sino que puede ser un factor clave en el deterioro cognitivo prematuro.

Más allá de la obesidad

El estudio de la Universidad Estatal de Ohio refuerza la idea de que la inflamación cerebral inducida por una dieta alta en grasas no necesariamente está relacionada con la obesidad, sino con el efecto directo de las grasas saturadas en el cerebro. Esto sugiere que los efectos de una alimentación poco saludable podrían ser más inmediatos de lo que se pensaba, y que el deterioro cerebral podría empezar mucho antes de que se vean efectos metabólicos.

El impacto de esta investigación es claro: la prevención del deterioro cognitivo y enfermedades como la demencia podría empezar mucho antes de lo que se pensaba, simplemente con una mejora en los hábitos alimenticios. Esto resalta la importancia de tomar conciencia sobre lo que comemos, especialmente cuando se trata de las personas mayores.

 

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