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Rebeldes y sabias transformando las ciencias

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El 11 de febrero, Día Internacional de las Mujeres, las Jóvenes y las Niñas en las Ciencias

México.- El 11 de febrero, Día Internacional de las Mujeres, las Jóvenes y las Niñas en las Ciencias, no es sólo una fecha para conmemorar, sino un llamado crítico a visibilizar uno de los grandes pendientes de nuestra sociedad: la plena incorporación transformadora de las mujeres en todos los campos científicos.

No buscamos una incorporación vista como una concesión, sino el reconocimiento de que la irrupción de las mujeres y de los grupos históricamente discriminados ha sido clave para el avance del conocimiento. Hemos aportado nuevas perspectivas que han permitido formular preguntas que amplían los horizontes de las ciencias y proponer soluciones innovadoras.

A las mujeres que hacen ciencia, cuando reflexionan sobre su lugar en el mundo, construyen un nuevo conocimiento y revelan dimensiones antes ignoradas. En este “nuevo mundo” que han contribuido a develar, sus preguntas, demandas y proyectos –tanto individuales como colectivos– transforman la manera de pensar y generan nuevos saberes. Y a quienes crean estos saberes se les debe nombrar con justicia: sabias.

En su labor científica, las mujeres producen rupturas epistémicas que transforman los marcos de la investigación y se autodeterminan como mujeres, rebeldes, científicas y sabias. La construcción de epistemologías feministas no sólo implica cuestionar ciertos saberes, sino también proponer nuevas formas de hacer ciencia.

Sabemos que nuestra mirada feminista y nuestras epistemologías incomodan, y que nuestros avances se han dado a contracorriente. Hemos tenido que cuestionar lo que se ha considerado conocimiento “neutro” y “objetivo”, un enfoque que, en nombre de lo “universal”, ha negado –no de manera ingenua– nuestras experiencias y realidades.

Frente a este escenario, las mujeres hemos tenido que construir redes sororas para potenciar nuestras voces, para ser escuchadas en un campo históricamente masculinizado. Pero la generación de estas redes tiene un fin más profundo, pues implica una postura ética y política comprometida con la generación de conocimiento en clave colectiva y transformadora.

En su texto Enseñar a transgredir, la escritora estadunidense bell hooks señaló lo difícil que era hablar para las mujeres negras, incluso en espacios predominantemente negros, que deberían ser un lugar de apoyo, y cómo su trabajo teórico siempre parecía ser insuficiente frente al de los varones.

Así, históricamente se han formado redes de científicas que responden a distintas necesidades, pero todas comparten una perspectiva feminista que busca atender las necesidades de las mujeres.

Por ejemplo, en ONU-Hábitat se desarrollan investigaciones académicas que contribuyen a la reflexión sobre políticas públicas y gobiernos locales desde una perspectiva de género. Su labor ha sido esencial para generar propuestas como la creación de “espacios seguros” y el acceso equitativo a la vivienda. Sin su aporte crítico –que rompe con la supuesta “normalidad” científica–, muchas de estas demandas específicas de las mujeres seguirían invisibilizadas.

Por su parte, la Red Mexicana de Investigadoras Indígenas no sólo promueve la participación de mujeres en la ciencia, sino que también asume el desafío de integrar la perspectiva de género en el conocimiento científico desde una identidad indígena, reconociendo las múltiples desigualdades que enfrentan.

La inclusión de las mujeres en la ciencia no se limita a señalar las condiciones en las que desarrollan su trabajo. Como bien apunta la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Interamericana e Iberoamericana, los estudios demuestran que, aunque ellas tienen mejor desempeño en los niveles de educación superior y representan la mayoría en las universidades de muchos países, su presencia en los puestos más altos sigue siendo mínima, y su participación en la toma de decisiones, meramente testimonial.

Esa realidad hace evidente la urgencia de diseñar políticas públicas que incentiven, reconozcan y garanticen la participación de las mujeres en las ciencias.

Desde la Coordinación para la Igualdad de Género, nos sumamos a la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, las Jóvenes y las Niñas en las Ciencias como un reconocimiento a la rebeldía de aquellas que han transformado el conocimiento. Porque construir ciencia con perspectiva feminista no sólo implica una revolución en la producción de saberes, sino también una verdadera transformación social.

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Foto UNAM

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