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Si no te gusta que te mientan, conoce la naturaleza de las mentiras
La lógica es el instrumento de la filosofía que nos ayuda a pensar bien. Pensando bien, podemos llegar a conocer la verdad. Esta, es lo que atrae a nuestra inteligencia.
A nadie nos gusta que nos mientan, luego necesitamos, estar alertas cuando escuchamos algún juicio, argumento, hipótesis o, incluso teorías científicas, que no están comprobadas.
En el ámbito académico es necesario desarrollar habilidades de pensamiento crítico para evaluar argumentos y evidencias de manera efectiva. Sin embargo, a menudo nos encontramos con falacias lógicas, errores en el razonamiento que pueden debilitar un argumento.
Conocer y reconocer estas falacias es esencial para los estudiantes y profesionistas, ya que les permite identificar argumentos defectuosos y fortalecer sus propias habilidades argumentativas.
¿Qué son las falacias lógicas?
Las falacias lógicas son errores en el razonamiento que invalidan un argumento. Aunque pueden parecer convincentes a primera vista, estos errores socavan la validez de las conclusiones. Las falacias pueden ser intencionales, utilizadas para manipular o persuadir, o pueden ser el resultado de un razonamiento descuidado.
En este artículo, exponemos las más importantes y recurrentes falacias a las que estamos expuestos en todo momento:
1.- Ad hominen. (Al hombre).
Esta falacia se da cuando, en vez de argumentar se agrede a la persona.
Ejemplo: “Reprobé la materia porque el profesor me puso faltas”.
2.- Ad hominen, tu quoque. (Al hombre, tú también).
Acusar al acusador, de lo mismo.
Ejemplo: El profe también faltó y, aun así, me reprobó.
3.- Ad verecundiam. (Al respecto).
Afirmar algo basándose solo en la autoridad de quien lo dijo, aunque sea erróneo.
Ejemplo: “Es que debe ser cierto porque lo dice un influencer”.
4.- Argumentum falso dilema. (Argumento del falso dilema).
Basar la discusión a solo dos posibilidades.
Ejemplo: “Si me dices las respuestas del examen eres mi amigo, si no, mi enemigo”.
5.- Ad cruneman. (A la cartera).
Se considera válido porque lo dijo un rico.
Ejemplo: “Si lo dijo Carlos Slim, debe ser cierto”.
6.- Ad lázaro. (Por el pobre).
Es verdadero, porque lo dice un pobre.
Ejemplo: “Los pobres son buenos, por lo tanto, son sinceros”.
7.- Ad ignorantia. (A la ignorancia).
Decir que algo es verdad, aunque no está comprobado.
Ej. “Los astronautas estadounidenses no fueron a la Luna”.
“No hay pruebas de que los extraterrestres no existan, por lo tanto, deben existir”.
8.- Hominen paleae. (Hombre de paja o espantapájaros).
Refutar algo que el oponente no dijo, o mal interpretarlo.
Ejemplo:
A: “Queremos fomentar el hábito saludable de ir al trabajo en bicicleta”.
B: “Ustedes lo que quieren es que la gente sufra accidentes y los atropellen”.
9.- Petitio principii. (Petición de principio).
Hacer admitir, sutilmente, algo como verdadero, o que necesite demostración.
Ejemplo: “El ser humano desciende del mono, porque es el animal, que más se le parece”.
10.- Ad populum: (Por el pueblo).
Admitir algo como verdadero porque lo dicen las mayorías.
Ejemplo: “El pueblo sabio, lo decidió, luego está bien, lo que eligió”.
11.- Post hoc ergo propter hoc. (Después de esto, luego, a consecuencia…).
Hacer creer que una cosa es causa de otra por el hecho de suceder antes.
Ejemplo: Pasé por debajo de la escalera, luego me tropecé, por lo tanto, pasar debajo de la escalera es de mala suerte.
12. Ad baculum. (Al bastón).
Sostener la validez de un argumento basándose en la fuerza, temor o amenaza
Ejemplo: “Lo tienes que hacer porque aquí se hace lo que yo diga”.
13.- Ad novitatem (Apelación a la novedad).
Se asume que algo es mejor o más correcto simplemente porque es nuevo.
Ejemplo: “Este smartphone debe ser mejor, porque es más nuevo”.
14.- Occupatus Via (Mucho tránsito)
Se echa la culpa de la llegada tarde porque se tuvo una dificultad de tránsito, en vez de admitir que se salió tarde de casa.
Ejemplo: “Llegué tarde porque había mucho tránsito”.
Estas son algunas de las falacias principales, más no las únicas. A ti, ¿cuáles se te ocurren?
Dr. Salvador Echeagaray Guerrero, Académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
Foto: Especial
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