En las primeras horas del 1 de octubre de 2024, Israel dio inicio a una esperada invasión terrestre en Líbano, con el objetivo de llevar a cabo incursiones "limitadas" contra instalaciones de Hezbolá en la frontera. 

Según declaraciones del ejército israelí, las operaciones se enfocan en localidades cercanas que consideran representan una "amenaza inmediata" para las comunidades en el norte de Israel. 

El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, había anticipado que esta fase del conflicto en el sur de Líbano comenzaría pronto, con la intención de proteger a los israelíes que han vivido bajo la amenaza de los cohetes de Hezbolá durante casi un año de hostilidades.

La situación se intensificó tras la muerte del líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, abatido por fuerzas israelíes, lo que representa un golpe significativo tanto para el grupo como para su patrocinador, Irán. 

En las últimas 24 horas, al menos 95 personas han perdido la vida y 172 han resultado heridas en los ataques israelíes en diversas regiones de Líbano.