Huauchinango, Pue.- Con 200 actores en escena y nueve presentaciones entre los meses de diciembre y enero, el Conservatorio de Música de Puebla Extensión Huauchinango, dio por terminada su temporada de teatro con la que celebró la inauguración de sus instalaciones tras 17 años de trabajo en la región.

El director de la casa de estudios, Néstor Rebollo Orozco, compartió que el montaje de una pastorela requirió de la suma de varios esfuerzos: el de las decenas de integrantes del Coro Monumental Bicentenario, músicos, solistas y actores, en la producción que se realizaba en vivo pues sólo el “efecto del sonido de un timbre de teléfono celular fue grabado.”

El guión de la pastorela fue creado por la profesora Claudia Patricia Domínguez Hernández y la musicalización e interpretación estuvo a cargo de la mayoría de los alumnos y maestros del Conservatorio de Música de Huauchinango, mientras que en la dirección general estuvo el propio Néstor Rebollo.

Las nueve presentaciones fueron gratuitas y abiertas al público, y pese a que no tuvieron difusión en medios masivos, sino de boca en boca, estuvieron concurridas.

La obra se montó en la sala de usos múltiples del nuevo edificio del centro de estudios artísticos con capacidad para 120 personas, además de que cuenta con camerinos y el escenario en el que se presentó la creación.

En la obra participaron desde niños de seis años de edad, hasta personas de 82 años que forman parte del coro Bicentenario. Todos iniciaron ensayos en noviembre, en tanto la preparación de la escenografía fue coordinada también por Claudia Patricia Domínguez.

Rebollo Orozco admitió que el trabajo presentado fue fruto del esfuerzo extra que dieron quienes integran el Conservatorio de Música, debido a que, sin distraer tiempo de las clases, acudieron a los ensayos, la preparación del vestuario y demás tareas para hacer posible su realización. Además de que lo hicieron de manera altruista.

Como toda pastorela, la historia versó sobre la lucha del bien representado por los ángeles, contra el mal, representado por Satanás, quien era acompañado de carismáticos demonios y sensuales diablitas, que simbolizaron algunos de los pecados capitales, quedando en medio de estas polaridades, los pastores que se dirigían con la estrella de Belén a presenciar el nacimiento de Jesús.

Es una trama clásica, pero muy al estilo de los integrantes del Conservatorio de Música, por lo que su desarrollo está lleno de peripecias acompañadas de entonaciones del Coro Bicentenario y de solistas que protagonizan el montaje, musicalizados por ejecutantes del piano, batería y saxofón y flauta, cuyo ensamble sirvió para demostrar un poco de lo que han aprendido.