Las cuentas públicas de Camarillo en Quecholac son las "cadenas" que lo atan al barbosismo
Lunes, Junio 20, 2022 - 09:45
Amén del historial de traiciones al PRI de Néstor Camarillo Medina, como fue el “traje de topo” que utilizó en la elección a gobernador de Hidalgo, pues del búnker priista de Carolina Viggiano sacaba información de la estructura electoral y operación del Día D para llevársela al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado; con el antecedente de la “venta de garaje” que hizo de las candidaturas a cargos de elección popular, para el proceso electoral de 2021 en el estado de Puebla; y en el pasado proceso de Revocación de Mandato Presidencial, con Estefan Chidiac, ofertó obra pública a los 83 ediles priistas a cambio de que sus gobernados votaran a favor de López Obrador.
Lo anterior lleva a que tenga postrado al tricolor en la tercera división sin la menor posibilidad de aspirar a la gubernatura y alcaldía de la ciudad en los comicios de 2024.
Y por si algo faltara al “líder” del Revolucionario Institucional, la Auditoría Superior del Estado aún no le aprueba a Néstor Camarillo su cuenta pública del último año de gestión en la Presidencia Municipal de Quecholac, 2014-2018, la cual fue señalada de presuntos actos de corrupción y protección a los cárteles del huachicol.
Ahí están los sangrientos hechos del pasado 3 de mayo de 2017 en Palmarito Tochapa, del municipio de Quecholac, donde militares enfrentaron a huachicoleros, balacera que dejó un saldo de 10 personas muertas, 6 civiles –entre ellos una mujer- y 4 elementos del Ejército Mexicano.
Y el edil de Quecholac era Néstor Camarillo, que pese ser del PRI, se entregó y sirvió al morenovallismo.
Incluso, trascendió que el ex alcalde, y actual dirigente partidista, tiene abierta una carpeta de investigación en la fiscalía estatal, pero gracias a los “buenos oficios” de sus patrones del “Grupo Oaxaca”, José Murat-Estefan Chidiac-Javier Casique, lograron pactar con el gobernador Miguel Barbosa Huerta.
Y la carpeta “duerme el sueño de los justos” en la Fiscalía.
“Suerte” que no tuvieron –ni lograron un padrino oaxaqueño- los ex alcaldes David Huerta Ruiz de Tepeaca y Juan Navarro Rodríguez de Ciudad Serdán, que junto a Quecholac integran el “Triángulo Rojo”, por lo que tuvieron que huir de Puebla.
David y Juan… prófugos.
Néstor… presidente del PRI.
De ahí, que tanto Camarillo como Estefan, legisladores del PRI en el Congreso del Estado, están de comparsas con Morena.
Y alineados a las instrucciones del inquilino de Casa Aguayo.
Puesto que el “Tótem” y dueño de la franquicia nacional del PRI, José Murat Casab, ex gobernador de Oaxaca, cuenta con el “teléfono rojo” de Palacio Nacional.
EL ACUERDO BARBOSISTA… ¿LLEGARÁ HASTA EL 2024?
La interrogante que circula entre la base priista: el acuerdo barbosista… ¿llegará hasta el 2024?
Porque, por un lado, está la vapuleada y menguada dirigencia nacional del PRI, donde la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, a través de su Fiscalía, tiene más que acorralado al presidente del CEN Tricolor, Alejandro Moreno Cárdenas, con la serie de audios que plasman las componendas, negocios y desvío de recursos públicos que hizo durante los cuatro años de administración gubernamental.
Más las pesquisas que inició el fiscal Renato Sales a la residencia de Alito, -7 mil metros cuadrados frente a la Costera de Campeche-, como de 25 inmuebles y terrenos; se dice que con el resultado que arroje se abriría una Carpeta de Investigación, lo que llevaría a demandar al Congreso de la Unión el desafuero del Diputado Federal.
De caer Moreno Cárdenas, vendría el efecto dominó al grupo de AIito, donde están Javier Casique, Estefan Chidiac y Néstor Camarillo.
Pero, independiente de que si Alejandro Moreno deja o no la presidencia priista, si lo demandan penalmente o no, si le quitan o no el fuero legislativo, en Puebla se cuestionan si el acuerdo con el barbosismo… ¿llegará hasta el 2024?
Porque por una pista corre la versión de que Estefan Chidiac sería el candidato a la alcaldía.
O bien, el abanderado a la gubernatura.
Claro, sin posibilidad alguna de ganar.
¿Entonces…?
Sería el comparsa de Morena para enfrentar al candidato del PAN, que al corte de hoy sería Eduardo Rivera Pérez.
Aunado, que en otra vía Estefan impulsaría a Blanca Alcalá para que sea la portadora de la estafeta al gobierno y/o Presidencia Municipal.
No debe olvidarse que ambos se conocen bien.
Estefan era en 2016 el dirigente del PRI en el Estado y Alcalá la candidata a Casa Puebla, quien perdió ante José Antonio Gali Fayad, “ahijado” político del gobernador Rafael Moreno Valle.
En otro carril está el apunte de que, si Alejandro Armenta Mier se alzara con la nominación de Morena a Casa Aguayo, el grupo priista Estefan-Casique-Camarillo lo respaldarían.
Juego político-electoral del 2024 que estará sujeto a la negociación y/o acuerdo de Néstor Camarillo con el barbosismo, donde el PRI y su militancia no importan, menos interesan.
Porque de no cumplirlos, ahí está en el archivo la carpeta de investigación.
Además, lo que vale e importa es el fin que persigue ya sabes quién.
Lo demás es lo de menos.
¿O no es así?
Al tiempo.
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Gerardo Pérez García