El colmo: Concesiones Integrales también le corta el agua a los que están el corriente con los pagos

El colmo de los excesos de Concesiones Integrales es que ahora le están cortando el servicio de agua potable a usuarios de la capital que están al corriente del pago de las tarifas, que no tienen adeudos, y cuando les reconectan el suministro del líquido, una situación que puede durar semanas o meses, los encargados del área de Atención Ciudadana de la empresa se niegan a reparar el daño provocado y establecen la premisa abusiva: “Quéjese donde quiera”, bajo la idea de que nadie escucha ni sanciona los reclamos contra la compañía que también se hace llamar Agua de Puebla.

No se sabe si esos cortes del servicio es una estrategia de la empresa para reducir el suministro de agua, pero sin dejar de cobrar las tarifas normales, o se trata de fallas técnicas. En ambos casos, la compañía no quiere asumir sus responsabilidades.

Esta es una historia de este tipo de atropello:

Un ciudadano –que conversó con este columnista– es propietario de un local comercial ubicado en el bulevar México número 54, en la colonia Bosques de San Sebastián, de la ciudad de Puebla. El espacio lo tiene arrendado y desde que se suscribió el contrato de renta, el inquilino se comprometió a estar regular siempre en el pago de las cuotas de agua potable, sobre todo porque el negocio ahí asentado depende de un suministro regular del elemento hídrico.

En abril pasado, el inquilino buscó al dueño del local y le reportó que desde inicios de ese mes se había interrumpido el servicio de agua potable.

Le aclaró que los pagos estaban en regla y que se había encargado de verificar con Concesiones Integrales de que no había ningún adeudo. Y luego de ello, había hecho múltiples reportes telefónicos para acusar que no había líquido en la red hidráulica.

El propietario empezó a intervenir, llamando primero cada dos o tres días, para después ya marcar a diario al teléfono de quejas de Agua de Puebla. Todas las veces que se quejaba había la promesa de que “vamos a ir a revisar”, “va a ir una cuadrilla especial”, “se está revisado su caso en el sistema”.

Así, sin servicio de agua en el local en cuestión, transcurrió lo que restaba de los días de abril, todo mayo y junio, hasta que el viernes 11 de julio, el dueño del inmueble llegó hasta las oficinas centrales de Agua de Puebla y dijo que no se iba a mover hasta que le resolvieran el problema que enfrentaba.

Bajo esa presión, el sábado 12 de julio, es decir el pasado fin de semana, llegó el equipo de inspección de Concesiones Integrales, para ofrecer una respuesta que raya en el absurdo, en el abuso extremo, por no decir en la estupidez.

El encargado del equipo de revisión le dijo al dueño que no estaba cortado el servicio de agua potable, que estaba intacto.

Que el problema es que estaba cerrada la válvula de conexión con el inmueble. Que ya la habían abierto. Sin ningún empacho, el trabajador reconoció que los únicos que pudieron bloquear el paso del agua eran del propio personal de Concesiones Integrales.

Es decir, para ir a abrir una llave que ellos mismos cerraron se tardaron casi cuatro meses los técnicos de Agua de Puebla.

A lo largo de ese cuatrimestre, el negocio instalado en el local del problema sobrevivió por la compra continua de pipas de agua, que acabaron mermando casi a ceros las ganancias por concepto de rentas del dueño del inmueble, pues debió asumir la responsabilidad con el inquilino por la falta de agua.

Pero ahí no termina el abuso, apenas viene lo peor.

El dueño del local comercial fue al área de Atención Ciudadana de la empresa concesionaria a preguntar qué procedía, pues consideraba que en los cuatro meses en que estuvo cerrada la válvula, por obra y gracia del personal de Agua de Puebla, no tenía por qué pagar las tarifas, ya que nunca recibió el servicio de suministro del líquido.

La mujer que lo atendió, primero le preguntó: ¿usted compró pipas de agua a lo largo de esos cuatro meses?

A lo cual el propietario respondió que así había ocurrido, que incluso había gastado mucho más dinero que el monto equivalente al pago de las tarifas del servicio.

Ante tal observación, la respuesta de la mujer que lo atendió es digna del salón de las infamias más notables, al decirle, palabras más, palabras menos:

“Su usted compró pipas, entonces acabó usando la red de drenaje, por tanto, debe pagar el servicio completo”.

Como era de esperarse, el usuario estalló en enojo, al percatarse de que le están cobrando cuatro meses de un servicio que no recibió y que no le van a reparar el daño económico que le provocó Agua de Puebla.

“¿Con quién me puedo quejar?”, exclamó el agraviado. La mujer que lo atendía, de manera despectiva, le dijo: “ahí hay un código QR, hay que escanearlo para poner su queja”.

“¿Quiero hablar con el director de la empresa?”, pidió el hombre timado, pero la respuesta, casi en tono de burla, fue algo así como “nadie puede hablar con él”.

“¿Entonces con quién me quejo?”, insistió el hombre enfurecido y fue cuando vino la frase oprobiosa: “Quéjese donde quiera”. Al final nadie la va a hacer caso.

Es doloroso decirlo, pero la empleada de Concesiones Integrales dijo la verdad: no hay con quien quejarse de la empresa. Nadie la supervisa y nadie la sanciona.

Hace unos días fue echada de la compañía concesionaria la directora de Atención CiudadanaMarisol Aguilar Sánchez, quien era considerada como la autora del trato agresivo y abusivo hacia los usuarios de Concesiones Integrales. Queda claro que la salida de esa mujer no eliminó el comportamiento prepotente del personal de Agua de Puebla.

El Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Puebla, que dirige el morenovallista Gustavo Gaytán Alcaraz, es un organismo que transita en la opacidad y nunca informa como cumple con su papel de regular y vigilar las obligaciones que debe cubrir la empresa Concesiones Integrales.

El Congreso del estado de Puebla, dominado por la 4T, creó en noviembre del año pasado una Comisión Inspectora del Servicio de Agua Potable, misma que no ha servido para nada.

En resumen: los ciudadanos de Puebla están indefensos frente a los abusos de Agua de Puebla.

 

clh