El funcionario que pedía chile morita con huevo y “moches” para concesiones del transporte

Se dice que una investigación que estaría en curso, o que podría iniciarse en breve, es la de un exsubsecretario del Poder Ejecutivo que se vio envuelto en un supuesto tráfico de concesiones del transporte público, tanto en la capital, como en la Sierra Norte de Puebla.

Cuentan que el funcionario del anterior gobierno tenía una manera peculiar de cobrar una serie de “moches”, de sobornos, a cambio del funcionamiento de esas concesiones “chuecas” de camionetas y autobuses dedicadas al traslado de pasajeros.

Dicen que cada cierto tiempo avisaba a transportistas de Huauchinango, Xicotepec de Juárez y de Chignahuapan, entre otros municipios, que iba a ir de visita y que quería ser invitado a comer o desayunar. Esa siempre era la condición.

Pero la exigencia en particular es que quería huevo revuelto en salsa, pero que debía ser a fuerza con “chile morita”, además de frijoles refritos, cecina o tlacoyos. Junto con café de hoya y piezas del pan de la región.

 

Y advertía que, si no había tales platillos, entonces no había nada que tratar.

Lo interesante es que, si llegaba a sentarse a comer o desayunar con los concesionarios que lo esperaban, y después de deleitarse con los platillos, de emitir su veredicto de que, si le había parecido bien o mal lo consumido, todos se despedían y en apariencia no había pasado nada, todo era como cualquier reunión en la que “se habla de todo y de nada”.

De manera discreta, siempre en cada comilona, alguno de los transportistas acercaba una bolsa de plástico, un morral, una mochila o maleta al lugar del funcionario y colocaba el bulto cerca de sus piernas. Cuando todo terminaban, los comensales se retiraban y el exservidor público, tomaba de manera discreta la talega y se marchaba como si nada hubiera pasado.

La versión que se cuenta es que, en esa bolsa, maleta o morral, iba el dinero de “los moches”, siempre envueltos en papel periódico.

Una segunda condición que, era muy estricta, es que “en la comida se iba solo a comer”, lo cual significaba que ahí no se hablaba de pagos actualizados o atrasados, de montos de dinero, o de nuevos “favores” por parte del exsubsecretario.

Los temas de conversación siempre eran el futbol, el clima, la inseguridad, de asuntos electorales o de cuestiones culinarias, siendo el último tema el consentido de dicho personaje.

Por eso todos lo conocían como “el licenciado del chile con huevo”.

 

clh