A inicios de año varias imágenes llamaron poderosamente la atención, el jefe del gabinete de la administración que encabeza, Alejandro Armenta Mier, José Luis García Parra, encabezó la cena de fin de año que el gobierno realizó en el centro expositor de la zona de Los Fuertes.
Muchos queda bien y otros adelantados, ya daban por hecho que dicho acontecimiento, marcaba el inicio del posicionamiento de este personaje, como parte del proyecto sucesorio del gobernador Armenta, quien para ese momento, tenía apenas 16 días de haber entrado en funciones.
Por supuesto que la presencia de García Parra en ese evento fue un mensaje, nadie es iluso para no entender, sin embargo, el ya comenzar a hablar en este momento de sucesión y de proyectos, como diría mi querido amigo, Antonio Hernández y Genis, me parece un despropósito y por supuesto, una auténtica falta de respeto hacia un mandatario que apenas entró en funciones.
José Luis García Parra, claro que es una pieza importante de la administración que encabeza Alejandro Armenta, su mismo puesto así lo dice y así lo consigne en mi pasada entrega del top ten 2024. Nunca nadie ha gozado de tanta confianza y de tanto poder, ni Fernando Manzanilla, ni Rafael Moreno Valle en su momento, cuando en el sexenio de Melquiades Morales Flores y fungió como secretario de Finanzas y Desarrollo Social, tuvieron ese margen de maniobra.
La línea sucesoria apunta a que nuestro personaje puede ser “El Delfín”, del gobernador, pero aún falta mucho tiempo para confirmar si en realidad es el “sucesor” del actual grupo político que gobierna Puebla.
Por cierto, la palabra “delfín” es usada por muchos, pero muy pocos entienden el significado. El “delfín”, era el título que recibía el príncipe sucesor en la Francia monárquica, similar al título de Príncipe de Gales en Inglaterra, o príncipe, en este caso princesa de Asturias, que recibe la infanta en España, previo a ser coronados como reyes a la muerte de su antecesor.
El delfinado era un antiguo condado francés, en el siglo XIV, el último noble que ostentó ese título iba a morir sin dejar descendencia y acordó con el entonces rey de Francia, Felipe VI que su familia asumiera su herencia, con el único requisito de que el príncipe heredero de la corona francesa, recibiera como título ser “el delfín”. Esa es la historia.
Luego de este breviario cultural y de regreso al tema central de la columna, si bien es cierto que José Luis es el personaje más cercano al gobernador Armenta y el de mayor confianza, esto no quiere decir que en automático ya tenga en la mano alguna candidatura a algún puesto de elección popular, todo esto en vísperas a la sucesión, para lo cual falta mucho.
Lo que sí se puede considerar, es que sin duda, se trata de un personaje a seguir y que esa aparición pública, seguramente es la primera de muchas más que tendrá a lo largo de este sexenio y que deberá de demostrar la sapiencia y habilidad necesaria para poder sobrevivir en el difícil arte de la política.
La política es vista para muchos como el arte del engaño y las sucesiones gubernamentales en Puebla y en México están llenas de anécdotas que retratan perfectamente esta situación.
Moreno Valle tuvo mucho poder en el sexenio de Melquiades Morales Flores y no era su “delfín”, nunca lo fue realmente, el hombre nacido en santa Catarina los Reyes, siempre tuvo en la mente a su amigo, Rafael Cañedo Benítez, pero este murió en 2001, más tarde exploró a instancia de su hermano Chucho la posibilidad de encumbrar a Carlos Alberto Julián y Nácer, pero cayó derrotado en las elecciones a la presidencia municipal de Puebla, en ese mismo año. Finalmente, Melquiades optó por Germán Sierra Sánchez como su última carta, pero no le alcanzó.
Mario Marín arrancó su sexenio con tres cartas, sus hermanos políticos, Valentín Meneses, Mario Montero y su hijo político Javier López Zavala, pero el Lydiagate en 2006 arruinó todos sus planes y eligió a Zavala en 2010, para sacrificarlo y entregar la gubernatura a Moreno Valle.
Moreno Valle siempre engañó a todos y ocultó en todo momento su verdadera carta. Le hizo creer a todo mundo que su carta era Fernando Manzanilla, a quien les dio a inicios de su gestión todo el poder.
Más tarde jugó con Tony Gali y Jorge Aguilar Chedraui, a quienes, incluso, confrontó para salvaguardar en todo momento a la que siempre fue su verdadera carta, su esposa Martha Erika Alonso.
Así pues, no me cabe la menor duda de que García Parra está en el primer lugar de la línea sucesoria, pero para que eso ocurra, falta mucho, pero mucho tiempo.
Ortega y Gasset no se equivocaron nunca cuando dijo, “el hombre es él y sus circunstancias”.
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Director de Noticias y Editorial de Efekto 10 radio y portal informativo