Fernando Morales no quiere dejar el control de Movimiento Ciudadano
Fernando Morales Martínez está aferrado al Partido Movimiento Ciudadano (PMC) y no está dispuesto a cerrar su ciclo como dirigente de esta fuerza política. Por esa razón está explorando la forma de reelegirse como coordinador estatal, aunque los estatutos no lo permiten, o imponer a un tercero a la cabeza del PMC o como candidato a gobernador. El objetivo es no perder el manejo de las prerrogativas que recibe el instituto naranja.
Se dice que una estrategia que estaría analizando es impulsar a Fedra Isabel Suriano Corrales, la actual secretaria general del PMC, para que pudiera ser la próxima coordinadora de la Comisión Operativa Estatal del partido, que es lo equivalente a ser presidente del mismo. O en su defecto, sea postulada como candidata a la gubernatura de Puebla en 2024.
Fedra Isabel Suriano ha sido siempre la encargada de la operación política de Fernando Morales, desde que el segundo de ellos era presidente del Comité Directivo Estatal del PRI poblano.
De acuerdo con el currículum de Fernando Morales, que se publica en la plataforma de transparencia del PMC, su periodo estatutario como coordinador de la Comisión Operativa Estatal inició el 4 de abril de 2017 y concluía el 4 de abril de 2020, pero por decisión de la dirigencia nacional se prolongó hasta agosto del actual año. Primero se justificó el alargamiento de su dirigencia para que enfrentara los comicios de 2021 y en un segundo momento, para que el partido tuviera la suficiente estabilidad en las elecciones extraordinarias de Teotlalco, San José Miahuatlán y Tlahuapan, que se realizaron en este año.
Morales Martínez llegó hacerse cargo del PMC sin tener un solo día de militancia en el partido y por una decisión autoritaria de Dante Delgado Rannauro, el fundador del instituto naranja, pues removió de la dirigencia a José Ángel Pérez García, pese al destacado desempeño que este último había tenido en esa responsabilidad.
El cambio se hizo sin tomar en cuenta a la militancia del PMC y sin respetar la reglas internas del partido.
Se debió a la alianza que en ese entonces tenía Dante Delgado Rannauro con el exgobernador Rafael Moreno Valle Rosas, quien controlaba gran parte de la vida política de Puebla y decidió que necesitaba del PMC, como si fuera una franquicia que se compra o se vende, para apoyar la candidatura de su esposa Martha Erika Alonso Hidalgo a la titularidad del Poder Ejecutivo.
El problema que hay para repetir la experiencia autoritaria de nombrar un dirigente a espaldas de los cuadros del PMC de Puebla, es decir para reelegir a Fernando Morales, es que hay mucho malestar en las filas del partido contra los actuales directivos estatales por la manera errática en que ha funcionado esta opción política. Muchos lideres de la agrupación aborrecen al hijo del exgobernador Melquiades Morales Flores.
Esa situación plantea un doble problema. El primero es que Fernando Morales no podría someterse a las reglas del PMC, las cuales marcan que para elegir al coordinador de la Comisión Operativa Estatal debe haber una convención de delegado o un conjunto de asambleas distritales. Ese proceso electoral podría significar una fácil derrota del expolítico priista, pues muchos cuadros del partido ya no quieren su continuidad y no están dispuestos a votar por él.
Y el segundo problema es que se impugne su nombramiento –en caso de que le confieran un nuevo mandato de tres años– ante los tribunales electorales bajo la acusación de que no se cumplieron las normas internas del Partido Movimiento Ciudadano.
El malestar contra Fernando Morales tiene dos causas: a lo largo de los poco más de cuatro años que ha estado al frente del PMC es pobre el crecimiento del partido. Hay pocos comités municipales, una estructura electoral endeble, un reducido incremento en la militancia y en la última renovación de ayuntamientos, se ganaron únicamente 15 alcaldías, pero de demarcaciones sin peso político. La única plaza relevante fue Ciudad Serdán.
Una segunda causa son los escándalos que han rodeado a Fernando Morales en el PMC. Previo al proceso electoral de 2021, lo acusaron de vender las candidaturas a alcaldes, así como a diputados locales y federales. En San Martín Texmelucan se quiso impulsar como aspirante a edil a José Elías Medel, un personaje que exhibía en redes sociales imágenes lascivas contra su propia hija, que es menor de edad. Y luego buscó nominar como contendiente a la presidencia municipal de Puebla a Manlio López, quien tenía antecedentes de violencia política de género.
Morales Martínez necesita el PMC porque se le acabaron todas sus opciones. Su activismo en el PRI –particularmente en el grupo del político sonorense Manlio Fabio Beltrones– nació por las influencias de su padre, el exgobernador Melquiades Morales Flores, que le permitió convertirse en funcionario federal, legislador y presidente estatal del Partido Revolucionario Institucional. Actualmente esta expulsado del tricolor.
Luego sirvió a los intereses del morenovallismo, desde que estaba en el PRI y luego en el PMC, pero esa corriente política ya se extinguió.
En la 4T, Fernando Morales no tiene ninguna opción de ingreso y tampoco en el PAN, pues en 2019 los panistas quedaron inconformes de su inactividad en la campaña electoral de Enrique Cárdenas Sánchez como aspirante a gobernador de una coalición opositora.
Por eso si se queda fuera del PMC, se queda sin partido que dirigir. Y sin presupuesto.
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