Huauchinango, Pue.- Entre el agobio que les provoca el calor, con varios casos de enfermedades respiratorias y haciendo equilibrio para evitar que “tiemblen” los enormes camarotes de panel plástico con el que fabricaron sus aulas móviles, 59 niños de quinto y sexto de la primaria “Amado Nervo” de Papatlazolco, en Huauchinango, están a punto de terminar su ciclo escolar.

Cuando en agosto de 2016 la tormenta tropical Earl causó muerte y daños en la Sierra Norte de Puebla, la escuela Amado Nervo fue centro de acopio y uno de los albergues que se improvisaron para recibir a las familias que habitaban en Xaltepec y que bajaron del cerro para refugiarse luego de tanta destrucción. 

Con el paso de los días pudo verse que los dos salones más antiguos de la escuela también estaban afectados: hay grietas en las paredes y, cuando llueve, del techo cae tal cantidad de agua que pareciera que estuvieran a la intemperie.

Por si no bastara, algunos de los que llegaron a guarecerse para pasar el temporal, dañaron puertas y baños, y cargaron con  algunas mesas y sillas. “Nada gravoso”, dicen algunos de los padres de los 316 pequeños que acuden a la única primaria que hay en Papatlazolco. “Es de organización completa y de jornada ampliada” –explican- al tiempo de aclarar que la llaman así porque cada grupo tiene su maestro y porque el horario va de las 8 de la mañana a las 3 de la tarde.

Por fortuna, agregan los padres de los alumnos, el entonces gobernador del estado Rafael Moreno Valle, pudo darse cuenta de los daños en el edificio escolar y les prometió derribar y reconstruir los salones deteriorados, remozar los baños y darle “una manita de gato” a toda la escuela, “pero terminó su periodo y no cumplió”.

Lo que sí llegó fueron dos tambaleantes camarotes que colocaron en la calle que sirve de acceso principal al poblado. Por él casi todo el día transitan enormes camiones cargados con plantas de ornato, cuyo cultivo es una de las principales actividades de la comunidad situada a orillas de la Presa de Nexapa. “De puro milagro no ha habido un accidente”, señalan las mamás de los niños, mientras apuntan con sus dedos hacia el cielo para mostrar que las aulas móviles también fueron puestos bajo los cables de alta tensión de electricidad. “Es más, el aire acondicionado está conectado directo a los cables. Aunque sí los metieron en una manguera corrugada para evitar una descarga”.

A un lado de las aulas móviles había un poste a punto de caer sosteniendo a los cables de electricidad. “Apenas vinieron los de la CFE a cambiarlos”, cuentan.  

Antes, las enormes cajas de panel plástico se movían más, pero los padres decidieron ponerle unos remaches entre el panel y las barras de aluminio que sirven de uniones para fijarlas mejor y evitar algún accidente a sus hijos, mientras que los 27 alumnos de quinto y 32 de sexto año toman sus clases empapados de sudor porque el aire acondicionado no da abasto. “Se mojan y se secan con su misma ropa y ha habido varios enfermos de bronquitis”, detallan

Con el horario ampliado de la escuela, los niños pasan al menos seis horas y media dentro de las aulas, el ambiente se vuelve insoportable, por eso, aseguran los padres hace cuatro meses, la directora viajó a Xaltepec para intentar entrevistarse con el gobernador José Antonio Gali Fayad y entregarle un oficio para recordarle la promesa que les hizo Moreno Valle. Logró acercarse a él y un miembro de su equipo le recibió el documento, pero hasta ahora no ha habido respuesta.

Ni siquiera, añaden, ha venido alguien a revisar las aulas afectadas. “No se trata de que busquen terreno, porque sabemos que dicen que eso es lo más difícil, aquí nada más tienen que tirar y volver a hacer los salones. Ya terminó el año y sabemos que los profesores desconocen qué va a pasar y no queremos que pase otro y los niños sigan igual”.