• Huauchinango

Damnificados ahora temen a saqueadores de casas en Huauchinango

En la colonia Pino Velázquez la gente optó por quedarse en sus casas para evitar ser víctima de los ladrones.

Huauchinango, Pue.- Al miedo y las pérdidas que les dejó la tormenta tropical Earl, los huauchinanguenses que viven en algunas zonas de riesgo, sumaron la preocupación por resguardar su patrimonio, como los habitantes de la colonia Pino Velázquez que además de buscar soluciones para “salvar” sus casas, se declararon en vigilia permanente luego de que detectaron una banda de saqueadores que pretendía arrasar con lo que queda en ellas.

“Por eso también no nos hemos ido, aunque nos vinieron a notificar la reubicación (sic) –evacuación-. No tenemos para dónde movernos y el otro día encontramos a unos malandros queriendo llevarse hasta los tanques con gas”, dijo una mujer de esta zona habitacional ubicada al sur de la cabecera, rumbo al Instituto Tecnológico Superior de Huauchinango, donde aún hay 45 personas albergadas.

Poco a poco, los refugiados han ido dejando los albergues oficiales: unos se fueron con familiares, otros con amigos, la mayoría ha vuelto a sus hogares aunque sientan temor de que otra lluvia les perturbe su existencia y no tengan la misma suerte que el 6 de agosto pasado cuando el agua y el lodo acabaron con su tranquilidad, pero pudieron salir sin un rasguño.

Ahora es tiempo de la reconstrucción les han dicho y a la colonia, además de los ladrones, también empezaron a llegar supuestos gestores para pedirles sus escrituras. “No les hemos dado nada porque ni los conocemos, pero no sabemos para dónde ir”.

“Vivimos aquí porque los terrenos fueron baratos. Para gente, como nosotros que vive al día, ésta es la única posibilidad de tener una casita. Aunque nos queda lejos del trabajo, decir que tenemos un techo, un patrimonio para nuestros hijos, para que no tengan que andar pasando por penas, es un alivio. Los terrenos en lugares planos están recaros, ninguno de nosotros podría comprarlo”, dice Ángela, como pidió que la llamáramos.

Su casa se desprendió de una pequeña banqueta y ésta de un pedazo de ladera. El lodo se metió por todos los rincones y, además de la fuerte lluvia, le echa la culpa de los daños a su albañil: “yo no estaba cuando hizo el techo porque tengo que salir a trabajar, si no, cómo. Le dije que lo quería parejo, lo hizo como quiso y se llenó de agua”.

Nomás hay que drenarlo -le recomienda un vecino- ahí donde cae el agua, póngale una botella y una manguera y llévela al drenaje. Otro le dice que recorte las láminas.

La búsqueda de soluciones pasa por ver el estado de la vivienda de los vecinos, si la tierra cayó desde la casa de arriba, si hay drenajes que escurren por las laderas, si hay un muro o una pared que amenaza con caer desde el voladero. “Yo soy de las ideas de que todo tiene solución, nomás hay que ponernos de acuerdo”, tercia Carlos.

“Hay que hablar con los vecinos y a lo mejor si no tienen para un bulto de cemento, pero con eso ya no se sigue dañando mi casa y yo tengo dinero para comprarlo, pues voy y lo hago. Hay que ser radicales en las soluciones. A lo mejor hay que hacer un muro entre dos. Hay que hacer oficios y con la situación que estamos viviendo, tal vez la autoridad nos ayuda. Pero todo debe ser en unidad”, sigue.

Aquí, refieren, sólo los tomaron en cuenta la noche de la tormenta y para notificarles que deben dejar sus viviendas, que están en zona de riesgo, admiten que nunca tuvieron conciencia del peligro que representa vivir en las faldas del cerro hasta la noche del 6 de agosto en que todo se convirtió en un río.

Ahora han buscado asesoría: una de sus vecinas estudia geología los ha orientado y ha ofrecido consultar con uno de sus profesores. Les habló del origen del Fondo Nacional para la Atención de Desastres Naturales y cómo deben destinarse sus recursos, bien para que rehabiliten sus casas o para reubicarlos, según se determine en los estudios que se hagan del sitio.

“Pero ustedes tienen que reclamar. Tienen que exigir que ese dinero, que el gobierno tiene para estos casos, llegue a quienes verdaderamente lo necesitan. Ustedes lo necesitan. No los pueden sacar así como así, deben hacer un estudio de mecánica de suelos, pero también decirles a dónde van a ir, provisional o definitivamente”, les indicó.

“La solución del gobierno es: les dejo el papel y quiero que se vayan al albergue, pero no nos podemos ir porque no tenemos a dónde ir”, dijeron.

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