Misteriosamente, juez que estaba a punto de dictar fallo de San José Zetina primero se ausenta una hora y luego desaparece seis horas
Las sospechas de que hay una protección “oficial” a la invasión de 400 hectáreas de la exhacienda de San José Zetina se acrecienta con lo que ha pasado en la última audiencia del juicio que se lleva acabo por el delito de despojo, ya que cuando el juez estaba a punto de dictar una resolución, de manera súbita, ordenó un receso de una hora. Y más tarde el togado pidió una segunda pausa, que duró 6 horas, para regresar con un comportamiento distinto al que mostró a lo largo del desahogo del acto jurídico.
No se sabe a dónde estuvo el juez a lo largo de esas horas o cuál fue el motivo para ordenar dos recesos, en una audiencia en que no había complicaciones, como para argumentar que se enfrentaba a una situación de conflicto de intereses, que fuera controvertida o de riesgo a la integridad física de los presentes.
Todo hace sospechar dos situaciones graves, propias de la corrupción que carcome al Poder Judicial poblano.
Primera: que el juez habría ido a recibir “línea”, es decir se ausentó para que un superior le diera órdenes del contenido de la resolución final de la audiencia, y el fallo no fuera resultado de las pruebas que se aportaron en la audiencia y del criterio jurídico del togado. Sino prevaleciera los intereses de quien protege la invasión ocurrida hace tres años, al sur del municipio de Puebla.
Segunda: que se podría haber desplegado una “negociación” con los acusados del delito de despojo para evitar que, a cinco de ellos, se les dictara prisión preventiva.
No se tiene pruebas de que haya ocurrido alguna de las dos circunstancias antes mencionadas.
Pero si se tiene muchas dudas de que el juez no actuó de manera correcta y por esa razón, se ausentó en el momento más crítico, crucial, de la audiencia llevada acabo el pasado 8 de julio.
La audiencia en cuestión inicio a la hora acordada. Las dos partes presentaron sus pruebas y alegatos. Y cuando ya lo único que faltaba era la resolución del juez, a las 12:27 pidió un receso de una hora. A las 13:30 regresó el togado, para ahora pedir una segunda pausa que terminó hasta después de las 7 de la noche. Eso hace suponer que “algo chueco” ocurrió a lo largo de esas prolongadas ausencias.
¿Por qué tener esas dudas? Por todo lo que ha pasado. La invasión de las 400 hectáreas de la Exhacienda de San José Zetina, llevada acabo por un grupo armado, ocurrió en el año 2022. El lugar del conflicto es la zona de la junta auxiliar de Azumiatla, en el municipio de Puebla.
Como consecuencia de la carpeta de investigación FGEP/CDI/FIM7CHAPULCO-¡/0022089/2022, el 16 de noviembre de 2023, en el Juzgado de Oralidad Penal y Ejecución Región Judicial Centro se llevó acabo la audiencia de vinculación de proceso, en la cual se ordenó lo siguiente:
Que nueve de los personajes denunciados como líderes de la invasión fueran vinculados a proceso por el presunto delito de despojo.
Y lo más importante: se ordenó que las 400 hectáreas fueran restituidas al propietario de los predios.
21 meses después, no se ha restituido la propiedad, siempre por omisión del ayuntamiento de Puebla y de la Fiscalía General del Estado.
Los acusados siguen actuando como si nada pasara, pues algunos de ellos se han dedicado a vender de manera ilegal los terrenos que invadieron.
Lo más cuestionado, es que pasaron 21 meses –el tiempo en que se gestan dos hijos– para que se realizara por parte del Poder Judicial la audiencia intermedia del caso.
El regaño al abogado de los acusados
Lo interesante de la audiencia del pasado 8 de julio, es que a lo largo de los alegatos el abogado de los acusados desplegó una conducta errática, lo cual llevó al juez a que le advirtiera que, si no acataba las normas de los procedimientos penales, lo iba a sustituir y en su lugar nombraría a un abogado de oficio, para que sus clientes no se quedaran en estado de indefensión.
Eso pasó antes de los dos misteriosos recesos que ordenó al juez.
Luego de las 7 horas en que se ausentó el togado, en la noche, ya regresó muy conciliador con el abogado que había reprendido por la mañana de ese mismo día.
Ese día empezó la audiencia muy temprano. Las dos partes, los acusados y los acusadores, presentaron sus pruebas sin mayor complicación.
El único momento controvertido es que el abogado de los acusados argumentó que la parte acusadora les había ofrecido dinero a las personas señaladas de haber invadido los predios, lo que calificaba como un acto de amedrentamiento.
Tal planteamiento molestó al juez, primero por ser inverosímil, y luego le advirtió que eso lo debía haber denunciado con antelación ante el Ministerio Público. La audiencia en cuestión no era un espacio propio para hacer esa exposición.
El abogado le respondió al juez: que ahí estaba presente un agente del Ministerio Público y que ahí mismo tomara nota de su “denuncia”.
La juez le respondió que eso estaba fuera de los procedimientos penales y que si insistía, lo iba a sustituir como abogado de los acusados.
clh
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