El que haya estudiantes antorchitas en la toma de Ciudad Universitaria es posible y entendible, tal como seguramente pasa con alumnos que pertenecen a otras expresiones políticas, pero el asegurar que la organización Antorcha Campesina (AC) es la artífice del movimiento de protesta de la UAP, parece ser una visión muy alejada de la realidad, que poco contribuye a destrabar el conflicto que se vive en esa casa de estudios y que este martes cumple tres semanas de haber estallado.
Por eso resulta poco afortunadas las declaraciones del gobernador Alejandro Armenta Mier mediante las cuales, este lunes, confrontó públicamente a AC y le exigió “dejar de entrometerse en la vida de la universidad… retirarse del plantón de Ciudad Universitaria”; bajo la advertencia de que intervendrá la Fiscalía General del Estado (FGE) “para que actúe contundentemente en contra de quienes violentaron, de manera abusiva, la vida de la universidad”.
Esa posición asumida por el titular del Poder Ejecutivo podría acabar provocando tres situaciones negativas, que son las siguientes:
Primero: la declaración del mandatario más que amedrentar a AC, le acaba haciendo un enorme favor a esta organización, ya que se le estaría confiriendo una fuerza política y organizativa que actualmente no tiene, pues la agrupación –desde el triunfo electoral de la 4T en 2018— no pasa por su mejor momento.
Sin contar, que AC nunca ha tenido la capacidad de influir en el grueso de la comunidad estudiantil de la UAP.
Segundo: si se cumple la advertencia de que la Fiscalía General del Estado intervendrá en el conflicto de la UAP, se podría acabar provocando un fuerte agravio en importantes núcleos de académicos, investigadores, trabajadores y alumnos, pues se estaría violentando la autonomía universitaria.
Y dicha reacción podría generar que escale el conflicto en la institución de educación superior más importante del estado.
Tercero: la aseveración de que AC está atrás del conflicto, podría ser un motivo de enojo y radicalización de grupos de estudiantes que están en el plantón de Ciudad Universitaria, porque se les estaría involucrando con una organización que les resulta completamente ajena y porque es darles la espalda a sus demandas.
Ese escenario podría complicar el dialogo que ha emprendido la rectoría de la UAP para encontrar una salida negociada al malestar universitario.
Las tres casas estudiantiles de AC
A nadie debe espantar o extrañar que en la Universidad Autónoma de Puebla haya un número importante de alumnos y sobre todo de líderes estudiantiles que son militantes, o son simpatizantes, de Antorcha Campesina.
Sobre todo, cuando AC posee tres casas de estudiantes que se han financiado con recursos públicos, que tienen muchos años de existir y que han sido fundamentales para que núcleos importantes de escolares, provenientes de la Mixteca y la Sierra Norte de Puebla, se pudieran incorporar a los diferentes programas de licenciaturas de la UAP.
Esos centros llevan los nombres de: Casa del Estudiante Hermanos Serdán, Casa del Estudiante Serrano y Casa del Estudiante Macuitl Xochitl.
Hay algo muy peculiar en esas casas, ahí viven poco más de mil estudiantes universitarios, que en su mayoría acuden a la UAP. Son hijos de familias campesinas y de obreros. En dichos inmuebles reciben hospedaje, alimentación y atención médica. Pero sobre todo, hay proceso de formación ideológica y política de Antorcha Campesina, que desde ahí empieza a formar a los futuros líderes del movimiento antorchista.
Tal proceso formativo hace que, en la UAP y otras instituciones públicas de educación superior, algunos alumnos antorchistas se destaquen como líderes estudiantiles.
Eso no quiere decir que los antorchistas sean mayoría o la parte dominante en el conflicto estudiantil de la UAP.
Si se lograra hacer un censo de los alumnos que han participado en los plantones, seguramente la mayoría son simpatizantes o militantes de la 4T con los que, por cierto, hay una constante confrontación con los escolares que son antorchistas.
Y también seguramente en las protestas hay alumnos apolíticos, críticos del movimiento obradorista, priista y hasta algún panista. Si algo caracteriza a la UAP es que es un espacio con una comunidad plural y diversa.
Ahora, regresando al tema de las tres casas antorchistas, en junio de 2019, la comunicación oficial de AC informó lo siguiente:
En esas fechas fue inaugurada la Casa del Estudiante Hermanos Serdán, luego de cuatro años de gestión, que consistió en que, con aportaciones del gobierno del estado de Puebla, la UAP y el ayuntamiento de la capital, se compró un terreno de 12 millones de pesos, mismo que se utilizó para levantar dicho centro de atención estudiantil.
El costo final del inmueble llegó a los 72 millones de pesos.
Dicha casa, ubicada en la zona de la Laguna de San Baltasar, es decir a la vuelta de Ciudad Universitaria, alberga a más de 500 alumnos de educación superior.
La Casa del Estudiante Serrano se fundó en 1981, es decir cumplió 44 años de existencia y tiene la dirección 5 poniente 317, en el Centro Histórico de Puebla. Ahí viven alumnos que principalmente acuden a las facultades de Filosofía y Letras, Psicología y Medicina de la UAP.
El tercer edificio, que alberga la Casa del Estudiante Macuitl Xochitl, está dirigida a unos 250 alumnos que se preparan para ser artistas. Ese inmueble fue financiado por diputados federales antorchistas y la Federación de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez.
Tal situación muestra que, para bien o para mal, según con el cristal se mire la realidad, AC tiene una fuerte presencia en el ambiente estudiantil de la UAP, sin que sea una organización que controle a la comunidad de alumnos que tiene una enorme diversidad social y pluralidad política.
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