El reciente caso del joven de 18 años, Lucio “N”, quien abandonó a su bebé recién nacido en una bolsa de plástico en calles de Tultitlán, en el Estado de México, ha vuelto a poner en el ojo del huracán una problemática social que no podemos seguir ignorando: la irresponsabilidad de muchos jóvenes que, al convertirse en padres, no tienen los recursos, la madurez ni el conocimiento necesarios para criar a una nueva vida.
Este caso, que ha generado una ola de indignación, no solo refleja la deshumanización en el trato hacia un ser vulnerable, sino que también nos enfrenta a la responsabilidad colectiva de reflexionar sobre los motivos y las consecuencias de un acto tan atroz.
Lucio “N”, quien presumiblemente actuó en complicidad con su pareja, ha dejado claro que, a pesar de la juventud, los adultos deben asumir la responsabilidad de sus decisiones. No solo es alarmante la determinación de abandonar a su hijo en la vía pública, sino que también se suma la indiferencia y el desprecio por la vida del ser que, como cualquier padre o madre, debía cuidar, proteger y guiar.
La imagen de ese pequeño bebé, recién nacido y dejado a su suerte entre un coche estacionado y la banqueta, nos debe llevar a preguntarnos qué factores están influyendo en la formación de los jóvenes que toman decisiones tan drásticas.
Sin embargo, lo que ha llamado aún más la atención es la acción decidida de los padres de Lucio “N”. A diferencia de lo que muchos hubieran esperado, ellos no intentaron encubrir a su hijo, sino que lo ubicaron y lo entregaron a las autoridades, dejando claro que la responsabilidad de un hijo no termina cuando este comete un error, sino que debe asumir las consecuencias de sus actos.
Este acto de justicia por parte de la madre de Lucio “N”, Dulha Utrera, es un recordatorio poderoso de que, como sociedad, debemos ser conscientes que, aunque el amor por un hijo puede ser incondicional, la impunidad no es una opción ante el daño causado.
“Yo no traje al mundo a un animal, yo no crié a un animal”, lamentó Dulha Utrera, asegurando además que las autoridades no les dieron la respuesta esperada.
Este caso pone en evidencia la grave falta de preparación y conciencia que la juventud tiene a la hora de convertirse en padres, queda de manifiesto que no solo es necesario hablar de educación sexual, sino también de formación en valores, responsabilidad y empatía.
Muchos jóvenes se embarcan en la experiencia de la paternidad sin estar conscientes del peso de la responsabilidad que conlleva. La sociedad debe ser más activa en promover un entorno donde no solo tengan acceso a la información necesaria sobre la crianza, sino también al apoyo emocional y psicológico para enfrentar este reto con madurez.
El acto de Dulha Utrera y su esposo, sin duda, es un mensaje claro de que los padres deben ser responsables cuando se trata de justicia.
Este caso debe dejar a la sociedad una lección que nos recuerde que la justicia debe prevalecer para garantizar que aquellos que dañan a los más vulnerables enfrentarán las consecuencias de sus actos. De no hacerlo, no solamente estaremos fallando a las víctimas, sino que, en el futuro, el ciclo de irresponsabilidad podría repetirse.
Finalmente, la paternidad no es un juego ni un error que se pueda deshacer. Requiere responsabilidad, madurez y, sobre todo, el compromiso de asegurar el bienestar de aquellos que dependen de nuestras decisiones. Los padres de Lucio “N” nos han dado un ejemplo claro de que, por más doloroso que sea, la justicia debe predominar, y que todos, como sociedad, debemos involucrarnos en prevenir que estos actos se repitan, educando a nuestros jóvenes en un entorno de amor y responsabilidad.
clh
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Periodista. Se ha desempeñado en los medios informativos durante 25 años, así como en la función pública de Puebla y Oaxaca, además de la academia. Es guionista, productora y conductora de radio, asimismo, ha incursionado en la producción de noticias de TV, es content manager, community manager y escritora.