Pierde el vecino sin los poblanos

Durante mucho tiempo la nación más poderosa del mundo se ha enfrentado todo tipo de catástrofes: tornados, meteoritos (…) pero están a punto de enfrentarse a la peor de todas: a quedarse un día sin mexicanos.

Así era como comenzaba una ingeniosa película (Sergio Arau, 2004) para resaltar las virtudes de una ciudad como Los Ángeles California con la presencia de los paisanos en ese país.

En 2004 como en 2025, un republicano despachaba en la emblemática Casa Blanca en la capital de aquel país. Era George W. Bush el presidente y ahora lo será Donald Trump, con todo y sus disparates.

El paralelismo entre el guión de la cinta de Arau y la exposición del gobernador de Puebla, Alejandro Armenta al medio día de jueves sorprende por la simetría entre una producción fílmica de ficción y un escenario que tiene tintes de potencial realidad.

“Que la piensen bien porque nadie va a atender la reconstrucción de Los Ángeles (California, en donde existen vastas zonas residenciales devastadas por un mal manejo de los siniestros), si no es la mano experta de poblanas y de poblanos”, dijo el gobernador ante la pregunta insistente de los medios en el contexto de la reunión entre autoridades municipales y la presidenta Claudia Sheinbaum.

Un día sin mexicanos de Arau se desarrolla en la ciudad angelina hace 21 años y nadie en su sano juicio hubiese vaticinado los dos escenarios de riesgo para la sociedad norteamericana: los siniestros que alcanzaron residencias de famosos y barrios de clase media alta y la llegada al poder del conservador radical Trump.

Ante ese contexto dijo además Armenta: “nadie va a preparar los exquisitos platillos gastronómicos en Nueva York, Nueva Jersey y Passaic (la zona triestatal del estado neoyorquino con mayor presencia de poblanos) que la población mexicana y poblana”.

El ángulo que planeó ante los medios es el de una visión periférica de la compleja relación bilateral entre el nuestro y el país vecino del norte.

Una visión antropológica que ahonda en una simbiosis que solo los conservadores se resisten a admitir: la amalgama entre estadounidenses y mexicanos pues con el paso de las décadas existen familias con notable influencia latina que se ve muy bien reflejada en el día a día en suelo norteamericano.

El próximo lunes Donald Trump se convertirá en el presidente de aquel país y llega envuelto en un discurso lleno de xenofobia y estereotipos respecto de la presencia latina -mexicanos fundamentalmente-.

Aunque las advertencias de impulsar redadas para echar a mexicanos de aquel país, parece un disparate visto desde un ángulo más realista, nada nos sugiere que se vaya a dejar de lado esa narrativa notoriamente primitiva.

En la entrega de la parabólica del jueves 9 de enero aquí se adelantó que el naciente gobierno de Alejandro Armenta estaría por enfrentar el mayor de los desafíos con la llegada del nuevo presidente en Estados Unidos.

Nada de eso ha variado, sino al contrario, salvo que adelantó que muchos poblanos en su retorno, serán bienvenidos, “quienes se lo van a perder son los que viven en Estados Unidos”, reviró.

@FerMaldonadoMX

 
 
clh