Revive el clan de los Valencia de la mano de Eduardo Rivera
En el periodo que va de 2008 a 2020 en el municipio de Venustiano Carranza gobernaron –en cuatro ocasiones— tres hermanos de la familia Valencia Ávila, que en esos años se mudaron del PRI al morenovallismo. Durante la gestión de dos de ellos, la región se convirtió en uno de los epicentros del robo de combustible en el estado y por ende, abundaron las ejecuciones, las desapariciones, el narcomenudeo y balaceras a toda hora. Varios miembros de esta familia huyeron de la entidad hace un cuatrienio y ahora están de regreso, de la mano de Eduardo Rivera Pérez, el candidato opositor a la gubernatura de Puebla.
En un afán de Eduardo Rivera de ganar popularidad en regiones distantes de la capital –que es su zona de influencia— el aspirante albiazul está haciendo alianzas con cualquier personaje o grupo político que le ofrezca votos, sin importar sus antecedentes y lo que implique el incorporarlos a cargos de elección popular.
Solo esa actitud explica que, en la tarde del sábado anterior, en la calle Ortiga, de la colonia El Huasteco de Venustiano Carranza, el aspirante a gobernador por la alianza del PRI, el PAN, el PRD y el PSI, le levantara la mano al menor de los hermanos Valencia, a Marco Valencia Ávila, quien se encamina a ser el próximo candidato a la alcaldía de este municipio que se encuentra en la punta norte del estado.
Dicha actitud de Eduardo Rivera es un acto ominoso que provoca agravio, angustia, decepción no solo en los pobladores de ese municipio colindante con Veracruz, sino de toda la región norte del estado, que en los últimos años ha sufrido el flagelo del crimen organizado.
Lo que hizo Rivera manda un fuerte mensaje de impunidad y desafío al estado de derecho, pues el acto proselitista del sábado –ver la foto— es muy emblemático. La razón es la siguiente:
En la calle Ortiga, donde fue el evento en mención, el 14 de octubre de 2019 se realizó un cateo en una propiedad del padre de los hermanos Valencia.
El resultado de esa operación policiaca permitió el decomiso de 3 armas de fuego, miles de cartuchos útiles, dos vehículos y combustible robado. Ahí en ese lugar se aprehendió a Ilse Lucia Bernabé, la presidente del Comité Municipal del DIF y entonces esposa de Vicente Valencia Ávila, quien es el mayor de los hermanos y por segunda vez repetía como presidente municipal.
También cayó un personaje que tenía el sobrenombre de “El Kakas”, quien era cabeza de la organización criminal dedicada al huachicol. Le encontraron a este personaje seis armas largas, 10 vehículos usados para robo a ductos de Pemex y 50 mil litros de combustible de procedencia ilegal.
Por si fuera poco, se descubrió que en los domicilios cateados había un sistema de vigilancia electrónico mediante el cual desde ciudad Lázaro Cárdenas, Michoacán, se daba seguimiento a todos los movimientos de vehículos y personas en Venustiano Carranza. Era una forma de control de la Familia Michoacana, una de las mafias que durante el morenovallismo llegó a Puebla a controlar el robo de hidrocarburos.
El entonces alcalde Vicente Valencia primero dijo que iba a colaborar con las autoridades estatales para limpiar de bandas criminales a su municipio, que en esa época era líder en ejecuciones y desapariciones en la entidad poblana. Meses más tarde, el edil optó por huir de Puebla, al parecer se refugió en Michoacán y hasta la fecha, no ha regresado.
El menor de los hermanos, Marco Valencia, en esa ocasión acusó a la 4T de desatar una “persecución política” contra su familia.
Lo cierto es que entre la población de esa región –que se destaca por tener yacimientos petroleros— surgió un respiro el que hubieran intervenido las policías locales y federales, ya que durante mucho tiempo se tranquilizaron los enfrentamientos armados, los levantones y las ejecuciones a plena luz del día.
Ahora Eduardo Rivera pareciera que busca “lavarle la imagen” a los Valencia, al aceptar que el menor de los hermanos sea candidato a edil y presentarlo ante la comunidad, en el mismo lugar en donde mediante un cateo se exhibió lo que “era un secreto a voces” hace cuatro años, que los caciques de la región tenían –según la narrativa de las entonces autoridades estatales— presuntos vínculos con el crimen organizado.
Los cobijaron Marín y RMV
Los hermanos Valencia son originarios de Michoacán y en su momento, fueron parte del “nuevo PRI”, el de Mario Marín Torres.
Cuando Mario Marín era gobernador de Puebla, se ufanaba de que había logrado crear una nueva clase política que sustituía a viejos cacicazgos.
Como parte de esa visión –que acabó siendo un rotundo fracaso—el entonces mandatario impuso como candidato del PRI a la alcaldía de Venustiano Carranza a Vicente Valencia Ávila, el mayor de los hermanos de la familia Valencia. El edil gobernó entre los años 2008 y 2011.
En la sucesión de 2010, los Valencia dieron un giro de 180 grados y aunque al principio le juraron lealtad a Javier López Zavala, quien ese año luchó por el PRI para ser gobernador y acabó siendo un fiasco, los integrantes de la familia en el poder acabaron apoyando a Rafael Moreno Valle Rosas, el entonces abanderado de la oposición.
Moreno Valle premió su traición al PRI y en 2011, permitió que los Valencia –bajo las siglas del PAN— pusieran de alcalde a Jorge Alejandro Valencia Ávila, cuya gestión concluyó en 2014; y que, el tercer hermano Rafael Valencia Ávila fuera presidente municipal entre 2014 y 2018.
Por la gracia del morenovallismo, Vicente Valencia repitió como edil y rindió protesta en 2018, pero poco más de un año después se truncó su gestión porque debió huir del municipio para evadir la acción de la justicia.
Durante el mandato de Vicente Valencia hubo un hecho que dejó una huella oscura en Venustiano Carranza.
Al realizarse el Carnaval de San Diego, en marzo de 2019, se desató una fuerte balacera entre grupos criminales, que dejó un saldo de tres muertos y seis heridos.
Los lesionados tenían edades de 5 años, 14 años, 15 años –dos de ellos–, 17 años y 18 años, es decir eran niños y adolescentes que solo se divertían en la feria y acabaron con sendos disparos en sus cuerpos. Con secuelas de por vida.
Ahora el PAN quiere borrar los muertos, los desaparecidos, los heridos, que ha dejado la violencia criminal en el municipio más caluroso del estado de Puebla.
clh
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