La familia de Mario Marín entra al equipo de Eduardo Rivera
José Enrique Marín Torres fue un destacado diputado del PRI de la 57 Legislatura local, cuya notoriedad derivaba de que su hermano Mario Marín era el gobernador en turno y en general, su familia tenía el control del Partido Revolucionario Institucional y de las áreas de salud, educación y transporte del Poder Ejecutivo. Eso lo hacía ser un personaje con mucha influencia. Ahora ya sin todo ese poder político y económico, de manera sorpresiva, se ha convertido en un discreto activista que colabora con el proyecto del panista Eduardo Rivera Pérez, quien se perfila como el candidato de la oposición que le disputará a la 4T el gobierno del estado de Puebla.
Enrique Marín fue legislador –entre los años 2008 y 2011– por el distrito local de Tepexi de Rodríguez, en la Mixteca poblana, y precisamente ahora es el promotor de la figura del edil de la capital, Eduardo Rivera Pérez, en esa región sur de la entidad.
Una imagen que nunca se pensó que sería posible ver en Puebla es que un miembro de la familia de Mario Marín se le viera colaborar con el líder más importante del PAN, de la derecha poblana. Por eso es más que sorpresivo descubrir al exdiputado local construyendo comités de base a favor del aspirante albiazul.
Alrededor de un periodo de 20 años de la vida política de Puebla, que abarca la última década del siglo XX y la primera del actual milenio, se registró una fuerte y persistente confrontación entre Mario Marín Torres y el panismo poblano.
Los dirigentes albiazules de esa época como fueron Francisco Fraile García, Ana Teresa Aranda Orozco, el propio Eduardo Rivera Pérez, Juan Carlos Espina y Ángel Alonso Díaz Caneja, entre otros, gastaron miles de horas y todo tipo de esfuerzos para ver como derrotaban a una figura clave de la hegemonía priista, que era: Mario Plutarco Marín Torres.
El político oriundo de la humilde comunidad de Nativitas, Coyotepec, a lo largo de esas dos décadas fue el priista que más poder acumuló.
Marín controló en diferentes momentos a la Secretaría de Gobernación, al PRI, a los diputados locales, a los grupos de choque que usaba el sistema, a los ayuntamientos, además de conquistar la alcaldía de la capital y la gubernatura del estado. Todo ello era un dique para las aspiraciones del PAN de conquistar el poder político local.
Para el PAN de esos tiempos era fundamental cuestionar, combatir, denunciar e intentar anular a Marín porque era sinónimo de autoritarismo, de trampas electorales, de corrupción, de protección a los cacicazgos. Era una figura clave para que el priismo fuera la fuerza política absoluta de Puebla.
Todo ese poder que acumuló Marín, se desplomó como “un castillo de naipes” con el escándalo del encarcelamiento abusivo de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, a quien se le intentó eliminar por ser incomoda para importantes redes de abuso infantil en México.
De paso, el entonces gobernador metió a su partido, al PRI, a la peor crisis que lo tiene el borde de la extinción.
Eso llevó a que Marín tuviera que aliarse con el panismo nacional, mediante una negociación que pactó el finado Carlos Abascal Carranza, en su calidad de secretario de Gobernación del presidente Vicente Fox Quesada.
Se volvió “un secreto inconfesable2 que el PAN sostuvo en el poder a Mario Marín a lo largo de cinco de seis años de su gobierno.
Que los panistas de esa época obtuvieron jugosos contratos, becas académicas en el extranjero, plazas en el servicio público de Puebla, a cambio de actuar con omisión en la investigación del caso de Lydia Cacho, sin importar que quedara impunes los abusos contra la periodista Lydia Cacho.
Es decir, se “sirvieron con la cuchara grande” en pago de que le “salvaron el pellejo” a Marín Torres
Esa relación nunca se aceptó por las partes involucradas, pero sus efectos eran más que evidentes.
Marín y el PAN fingieron hasta el final que seguían siendo rivales, aunque en realidad Marín acabó sometido, humillado por la derecha.
Ahora con Enrique Marín, por primera vez un miembro de su familia aparece abiertamente trabajando en los intereses políticos del PAN.
Armenta lo hizo a un lado
Dicha condición es reflejo de dos factores:
Primero: la familia Marín Torres perdió dramáticamente su capital político y económico. Sobre todo, a raíz del encarcelamiento –por obra y gracia de la 4T– de Mario Marín, mejor conocido popularmente como “el gober precioso”.
Segundo: Alejandro Armenta, quien recientemente ganó la candidatura de la 4T al gobierno de Puebla, desde hace muchos meses barrió a todo lo que oliera a “marinismo” de su entorno político.
Sabedor de que tener cerca a actores identificados con Mario Marín era la más nocivo que podía hacer en su intento de ganar la titularidad del Poder Ejecutivo.
En 2018, cuando Armenta ya había dejado el PRI y ya era candidato de Morena a senador de la República, su exjefe Mario Marín, logró incrustar en su equipo a 50 operadores, entre ellos Enrique y Luz Blandina Marín, que son sus hermanos, junto con otros parientes.
Al paso de los años, a tiempo, Armenta supo alejarse del “marinismo”.
De manera sutil desplazó de su entorno a figuras importantes, como Enrique Marín.
Por eso el hermano del “góber precioso” fue a tocar “la otra puerta”: la del PAN.
clh