No le funcionó a Mier la mentira de que era el “candidato de AMLO”

La derrota de Ignacio Mier Velazco –Morenacho— en el proceso interno de Morena vino a desenmascarar el engaño con el que se manejó a lo largo de 15 meses de proselitismo, consistente en convencer a todo mundo de que era “el candidato de Andrés Manuel López Obrador”, o que era el “poblano más cercano al presidente”. No fue solamente un recurso propagandístico, sino uso la historia de esa falsa relación para lograr el apoyo financiero de importantes empresarios y la incorporación a su facción de una larga lista de activistas priistas y panistas, así como morenovallistas, que fueron timados con la idea de que esta era una vía segura para recuperar el poder político y económico.

El crecimiento de Morenacho como aspirante a ser candidato de la 4T a gobernador de Puebla se debió, en mucho, a la excesiva propaganda que desplegó en todo el territorio de la entidad y de estados vecinos, propia ya de una campaña electoral constitucional.

Estimaciones de fuentes bien informadas de la 4T han hecho el cálculo de que el legislador habría tenido un gasto de entre 500 y 700 millones de pesos, entre anuncios y la organización de actos públicos.

Dicha cantidad es muy superior a todo el financiamiento público –de 503 millones de pesos— que en su conjunto tendrán los partidos con registro local en Puebla para costear sus campañas electorales en 2024.

Al perder la contienda interna de la 4T, ese gasto descomunal mete a un brete a Mier Velazco ya que los empresarios involucrados en su campaña –seguramente— aportaron esos fondos a cambio de hacer negocios o recibir beneficios económicos a la sombra del erario del estado, y ahora se van a quedar sin esa posibilidad y sin recuperar el dinero invertido en la campaña de Morenacho.

Un ejemplo de lo anterior es lo siguiente: un grupo empresarial muy activo en las labores proselitistas del señor Morenacho fue Proyecta, de la familia Posada, que habrían recibido la promesa de que a cambio de su aportación les ayudarían a destrabar los trámites que han frenado, durante año y medio, el arranque del proyecto inmobiliario City Lomas, que es una continuidad a Lomas de Angelópolis.

Se sabe que, en alguna ocasión, como parte de ese compromiso hubo un encuentro convocado por Adán Augusto López Hernández, cuando éste era secretario de Gobernación y principal promotor de Nacho Mier, para sentar en la misma mesa a directivos del Grupo Proyecta y a funcionarios de alto nivel de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y de esa manera, se intentó presionar a estos últimos para que liberaran los permisos de City Lomas.

Posterior a esa reunión, la Semarnat emitió el séptimo rechazo a la intención de Grupo Proyecta de talar unos 300 mil árboles en la zona de expansión de City Lomas, que es un negocio de alrededor de 40 mil millones de peso.

La familia Posada luego de esta negativa, consideró que sería hasta 2024, cuando llegara Ignacio Mier a la gubernatura de Puebla, la fecha en que lograrían sus cometidos.

Esa confianza se desprendía de la falsa versión de que el señor Morenacho y Adán Augusto López Hernández tenían la capacidad de persuadir al presidente López Obrador para que diera la orden a la Semarnat de otorgar el visado para destruir los bosques de Santa María Malacatepec.

Ahora los Posada se han quedado sin candidato a la gubernatura y sin los permisos que les prometieron.

Mier quería la candidatura de Puebla como compensación

Ignacio Mier y sus operadores políticos, durante mucho tiempo, pero sobre todo en los últimos tres meses, se encargaron de difundir estas ideas:

Decían que directamente el presidente Andrés Manuel López Obrador le había pedido a Morenacho que se inscribiera en el proceso interno de Morena, para que él fuera ungido como candidato a gobernador.

Que el mandatario federal odiaba al senador Alejandro Armenta Mier, ganador de la candidatura de la 4T, y que en cambio confiaba ciegamente en Ignacio Mier.

También sostenían que, aunque Claudia Sheinbaum era la aspirante presidencial, iba a ser López Obrador quien decidiría de manera unilateral las candidaturas en los 9 estados en donde se renovarán las gubernaturas y eso, le permitía supuestamente tener “amarrada” a la nominación a Morenacho.

Y que López Obrador quería convertir a Ignacio Mier en gobernador de Puebla “en pago” a su “lealtad” demostrada como coordinador de los diputados federales de Morena.

Al final quedó demostrado que todas las anteriores ideas fueron parte de una falsa versión de una idílica relación de Mier y López Obrador.

El desenlace se dio favorable a Alejandro Armenta por la frialdad de los números de las encuestas usadas por Morena.

Un resultado acorde a lo que reportaron encuestadoras nacionales, desde hace más de un año, a favor de Armenta Mier.

La mejor prueba de que no había ningún trato especial o algún compromiso presidencial con Mier es que, entre el jueves y el viernes, el político poblano cuando conoció el resultado de las encuestas quiso negociar que, a cambio de reconocer el triunfo de Alejandro Armenta –quien es su primo y rival político-, quería obtener la candidatura a la alcaldía de la ciudad de Puebla.

La respuesta que le dieron fue: el aspirante de la 4T de la capital se elegirá por encuestas, por lo que no había cabida a negociar esa posición. El único ofrecimiento era la posibilidad de ser candidato a senador.

Tras pensarlo un par de días, Mier tuvo que aceptar. Tal vez se vio reflejado en el espejo del ex canciller Marcelo Ebrard que se está quedando solo y sin fuerza política en su obsesión de no querer reconocer a Claudia Sheinbaum como candidata presidencial.