Director de Primarias de la SEP, por irse de fiesta provoca severo conflicto magisterial

Un fuerte conflicto magisterial se generó en la escuela Miguel Hidalgo de Huejotzingo por la actitud abusiva y negligente del titular de la Dirección de Primarias de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Pedro Mendoza Peña, a quien en días recientes buscaron un grupo de docentes para exponerle una situación de excesos de dos directivos escolares y la respuesta inaudita del funcionario fue: “Tengo una fiesta, no los puedo atender”. Ese desplante ocurrió en horario laboral y el servidor público se llevó a todo su personal a un convivio en donde se dedicó a bailar, en lugar de resolver los asuntos que le toca atender, lo cual derivo en que padres de familia tomaran el plantel en protesta.

Lo acontecido en esa escuela es solo la punta del iceberg de la actitud poco ética de este funcionario que, en breve, por su conducta facciosa podría provocar un conflicto mayor entre la sección 23 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y el gobierno del estado.

Pedro Mendoza Peña tiene cuatro meses que fue nombrado en ese cargo por la actual titular de la SEP, Isabel Merlo Talavera, con lo cual la funcionaria sobrepasó los límites de convivencia entre el sindicato magisterial y la Secretaría de Educación Pública.

Para entender la anterior idea es necesario tener el siguiente contexto: en marzo de este año, luego de una larga espera de dos años, se renovó la dirigencia del SNTE 23, mediante una votación que ganó José Luis González Morales, quien es el actual secretario general del gremio y venció en esa contienda a su contrincante, Víctor Ortiz Flores.

A siete meses de esa elección que, ya debía estar zanjada, la titular de la SEP, Isabel Merlo Talavera, parece que quiere seguir alimentando esa disputa entre dos facciones gremiales, en un asunto del cual ella tendría que ser ajena.

Resulta que luego de la contienda en la sección 23 del sindicato de maestros, Isabel Merlo Talavera le cedió al grupo político de Víctor Ortiz, el candidato perdedor, una de las posiciones más importantes de la SEP, que es la Dirección de Primarias, al nombrar en ese puesto a Pedro Mendoza Peña, el funcionario que prefirió irse a bailar, en lugar de atender un conflicto magisterial en Huejotzingo.

Mendoza Peña formaba de la cartera de Jubilados en la planilla de Víctor Ortiz y que acabó derrotada en los comicios del SNTE.

Ahora, en una clara conducta de abuso de autoridad, Pedro Mendoza Peña se ha dedicado a ignorar, soslayar, todas las denuncias que la sección 23 del SNTE ha presentado por abusos cometidos en varios planteles educativos del estado.

Incluso se da el lujo de desconocer disposiciones que se toman en la propia Secretaría de Educación Pública, al parecer por la protección que le brinda Isabel Merlo Talavera, quien a su vez otorga privilegios al grupo político de Víctor Ortiz.

Una muestra de lo anterior es que regresando al conflicto de la escuela Miguel Hidalgo de Huejotzingo que se mencionó al inicio de esta columna, hace unos días hubo una orden tajante del Departamento Jurídico de la SEP de suspender al director de ese plantel, Gil Alibert de la Rosa, junto con el supervisor de la zona escolar 124, Cristóbal Hugo Carrasco Bautista, y esa determinación la frenó el titular de la Dirección de Primarias, bajo el argumento de que se extravió el expediente.

No le importó al titular del área de Primarias que los directivos escolares están acusados de apropiarse de cuotas escolares y de abusos contra docentes. Por esa razón los padres de familia, hasta este lunes, tenían tomado el plantel; mientras que los maestros estaban en paro.

La historia del conflicto en Huejotzingo

En la primaria Miguel Hidalgo de Huejotzingo, con clave 21DPR2405, hay dos graves problemas: un presunto apropiamiento de cuotas escolares y actitudes agresivas, misóginas, contra las maestras del centro educativo.

Hace unos meses a los padres de familia les empezaron a exigir una cuota de 150 pesos por alumno para pintar la escuela; 15 pesos adicionales para darle “una compensación” al supervisor escolar, Cristóbal Hugo Carrasco, sin que medie una comprobación de ese gasto; y otra aportación para dar mantenimiento a los equipos de cómputo.

Esos pagos eran adicionales a las cuotas escolares ordinarias y además, ocurren en un colegio enclavado en una zona pobre del estado, donde la mayoría de las familias sobreviven del campo, de empleos precarios o del pequeño comercio.

La “gota que derramó el vaso”, es que los tutores dieron el dinero para después enterarse que la pintura para el edificio escolar lo había aportado el gobierno local. Y que el dinero recabado se lo habría quedado el director, bajo el pretexto de que él encabezó a los pintores que le dieron mantenimiento al edificio escolar.

Cuando los padres familia encararon al director, por lo que consideraban un apoderamiento ilegal de las cuotas, el funcionario le echó la culpa a los maestros de la escuela, cuando varios de ellos se habían opuesto al abuso de nuevos cobros.

Ese tipo de controversias se supone que deben ser reportadas y resueltas por el supervisor escolar de la zona, pero en este caso, el funcionario de ese rango llamado Cristóbal Hugo Carrasco ha sido fuente de abusos, en lugar de atender los problemas.

De acuerdo con un acta que levantaron los mentores –y pudo leer el autor de esta columna– el supervisor ha generado un clima de violencia machista y de abusos psicológicos en la escuela.

Varias veces las maestras de la escuela les ha tocado sufrir gritos e insultos de Cristóbal Hugo Carrasco. Según el acta de queja, en alguna ocasión que le pidieron no agredir, el funcionario respondió: “así es mi voz porque soy hombre y hablo fuerte”.

Otra vez entró al salón de un docente, sin avisar, y recogiendo polvo de un armario se lo quiso untar al maestro en la cara, frente a los alumnos, diciendo: “Si el aula está sucia, así ha de estar su casa”.

“Tu tienes problemas psicológicos y mentales, por no entender lo que quiero que entiendas”, es otro ejemplo de frases frecuentes que el supervisor utiliza en medio de gritos e insultos contra los profesores.

Una maestra fue objeto de violencia intrafamiliar y denunció, que el supervisor en lugar de guardar secrecía en ese tema, se encargó de que lo supiera todo el personal y padres de familia de la escuela. Lo que constituye una re victimización contra la afectada.

Por eso los maestros, en bloque, acudieron a ver al director de su nivel en la SEP, pero el funcionario tenía algo más importante que hacer: irse a bailar.

clh