¿Estrategia o error mandar hasta diciembre la elección del candidato de la oposición?

La decisión de posponer hasta diciembre próximo la elección del candidato del bloque PRI, PAN y PRD a gobernador del estado, obedece a la estrategia personal que ha trazado el alcalde de la ciudad de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, de transitar en dos rutas que consisten en lo siguiente: evitar toda confrontación o competencia que lo desgaste en su imagen y en su proyecto de convertirse en el abanderado de la oposición; pero sobre todo, tomar la determinación de competir o no, hasta que esté definido el aspirante de la 4T y se pueda medir su impacto en la opinión pública.

Por ahora es difícil establecer si ese planteamiento es una estrategia inteligente, que le podría dar una fuerte ventaja a Eduardo Rivera en la contienda electoral que se avecina; o si es un plan errado, que le va impedir a la oposición crecer lo necesario para rebasar a la 4T en los índices de intención del voto.

De alguna manera el alargar las fechas para elegir candidatos es un mensaje de firmeza que está mandando Eduardo Rivera Pérez al bloque opositor en el sentido de que, solamente él y nadie más que él, va a tomar las resoluciones de mayor peso, las más apremiantes, por encima de lo que opinen o presionen sus aliados y los miembros de la cúpula de su propio partido: el PAN.

La forma en se observa a Rivera que va caminando en contrasentido, es por el siguiente contraste:

El presidente nacional del PAN, Marko Cortés Méndez, ya le ha pedido dos veces en público, en menos de un año, siendo a última vez hace tres semanas, de que ya debe “caminar” el territorio poblano para empezar a ganar simpatías, luego de que ha reconocido de que el alcalde de la capital es el único cuadro fuerte de la oposición en Puebla para competir por la gubernatura.

En respuesta a esa exigencia de Marko Cortés, el edil tiene encuentros discretos, de bajo perfil, con panistas del interior del estado, pero no se promociona de manera abierta con la opinión pública o con los militantes del PRI y el PRD, tal como lo ha sugerido el líder nacional del partido de la derecha.

De igual manera, las dirigencias locales y nacionales del PRI y del PRD, que son los principales aliados del PAN, desde hace año y medio le piden constantemente a Rivera que defina con firmeza y abiertamente que busca la candidatura a gobernador y sobre todo, que se haga el reparto de posiciones dentro de la coalición opositora. Sobre todo, porque sienten que los actores y los partidos de la 4T ya les llevan mucha ventaja, por el fenómeno de la sucesión adelantada.

Frente a esas inquietudes, del PRI y el PRD, el alcalde de la ciudad de Puebla siempre evade o pospone tratar esos asuntos con sus aliados. La justificación que les da: todavía no es el momento para tomar decisiones definitivas.

Si es hombre se baja, si es mujer sigue

Una de las razones de peso para posponer hasta diciembre la emisión de la convocatoria para elegir al abanderado de la oposición, es esperar a observar como cuaja la candidatura de la 4T.

Rivera quiere tiempo suficiente para observar si el candidato de la 4T que, quedará definido en los primeros días del próximo mes, logra cohesionar a las cinco o seis corrientes políticas que están luchando por la postulación, o si por el contrario, se dividen y se confrontan. Y en ese sentido poder medir el impacto positivo negativo que en electorado pudiera tener el o la elegida de Morena.

Otra consideración es que, si el candidato de la 4T resulta ser uno los punteros de la contienda interna de Morena, es decir el senador Alejandro Armenta Mier o el diputado federal Ignacio Mier Velazco, y su postulación se genera sin provocar rupturas al interior del oficialismo político en Puebla, entonces Eduardo Rivera optaría por lo siguiente:

Podría decidir que no hay condiciones para salir a pelear la titularidad del Poder Ejecutivo poblano. Y en consecuencia, escoger otra ruta de participación que serían: buscar ser candidato a senador de la República o reelegirse como alcalde de la capital.

Pero si Morena decide que la candidatura de gobernador recae en una mujer, como serían Claudia Rivera, Olivia Salomón o Lizeth Sánchez, cuya popularidad no es competitiva, según lo reflejan todas las encuestas electorales que hasta ahora se han levantado, llevaría al alcalde a entender lo siguiente:

Que es el mejor momento de salir a cumplir el anhelado proyecto, que se había planteado desde el año 2018, de luchar con todo su capital político para intentar convertirse en el tercer gobernador del estado emanado de las filas del Partido Acción Nacional.

 

clh