Usa el PRI a Nancy de la Sierra para presionar a Eduardo Rivera en el tema de las candidaturas
El regreso de Nancy de la Sierra Arámburo al PRI oficialmente se ha presentado como una alternativa para fortalecer, o mejor dicho salvar, al menguado grupo parlamentario priista en el Senado de la República. Sin embargo, pareciera que uno de los motivos reales por lo que se le volvió a abrir las puertas del tricolor a la legisladora, es utilizar su figura para ejercer una presión, un chantaje, hacia el PAN como parte de la disputa de candidaturas que hay en el interior del Frente Amplio por México (FAM), dentro del ámbito del proceso electoral del estado de Puebla.
No es una casualidad que en el mismo día en que Nancy de la Sierra vuelve a pisar una sede del PRI, luego de siete años de ausencia y de perder todo liderazgo en esta fuerza política, sea arropada por la cúpula nacional y estatal priista, para de inmediato anunciar –por parte de la senadora– que es aspirante a ser la candidata del Partido Revolucionario Institucional a la gubernatura de Puebla, la cual fue una intención avalada por los directivos del tricolor.
Hay que ver ese asunto desde la siguiente observación: en Puebla hay varias mujeres en el PRI, con una larga y experimentada trayectoria política y social, además de una probada lealtad al tricolor, y que no siquiera son tomadas en cuenta para ser candidatas a regidoras o diputadas locales. Mucho menos para competir por la gubernatura.
Y en el caso de Nancy de la Sierra, en un frío análisis, se puede fácilmente concluir que es una mujer sin capital político y que ha tenido un desempeño gris en los 5 años que lleva como senadora de la República.
Todo ello como consecuencia de su falta de lealtad partidista, pues en siete años ha cambiado cinco veces de formación política, lo que refleja un comportamiento constantemente inestable.
En 2017 dejó el PRI y en 2018 se sumó a Morena como candidata al Senado, posición que ganó por la “ola lopezobradorista” de ese entonces. Posteriormente se volvió parte de la bancada del Partido del Trabajo y en 2021, abandonó la 4T, para sumarse al llamado Grupo Plural, que reúne a legisladores inadaptados de todos los grupos parlamentarios.
Y ahora regresa al PRI, partido del que se fue por cuestionar su falta de democracia y compromiso social.
Tales antecedentes plantean una interrogante: ¿Por qué la cúpula nacional del PRI ha vuelto a recibir a Nancy de la Sierra con bombo y platillo, como si se tratara del retorno de la legisladora más popular y poderosa del Senado?
La respuesta es la siguiente: Nancy de la Sierra ya no tiene nada que perder y si todo que ganar, si se presta al juego de chantaje y presión que el PRI está ejerciendo en contra del PAN en el estado de Puebla.
Hace dos años, Eduardo Rivera Pérez, en su calidad de líder panista y aspirante a ser presidente municipal de Puebla, cometió el yerro de ofrecerle al PRI la candidatura de la capital en el proceso electoral de 2024, para lograr convencer al tricolor de sumarse a la coalición opositora que surgió en 2021.
Ahora el PRI está exigiendo que se cumpla ese ofrecimiento, como condición para mantenerse en la alianza del FAM para el caso del estado de Puebla.
Lejos de que el PAN busque conciliar con el PRI, lo que sería lógico dentro de una coalición de partidos, el blanquiazul ha adoptado una posición de quererse quedar con todas las candidaturas importantes que estarán en juego en el proceso electoral del próximo año, para dejarle al tricolor y el PRD, que son sus aliados, las plazas menos relevantes dentro de la geografía política de la entidad.
Ante esa situación, el PRI ha decidido presionar a quien lleva la batuta, el liderazgo real, del Partido Acción Nacional en el estado: al edil de la capital, Eduardo Rivera Pérez.
Y en ese sentido, el tricolor le quiere mandar el mensaje de que no va a permitir que sea tersa la llegada de Rivera Pérez a la candidatura a gobernador, generando una competencia interna por la postulación del FAM.
Es ahí donde entra la participación de Nancy de la Sierra, que todavía no llevaba un día de retorno al PRI y ya es la propuesta del tricolor para competir por la candidatura al gobierno del estado.
El proyecto de Eduardo Rivera, rumbo a la contienda de 2024, tiene como prioridad evitar todo conflicto o desgaste político que le reste competitividad electoral a su proyecto de competir por el cargo de gobernador.
Por eso no está haciendo proselitismo fuera de la capital, pese a que la dirigencia nacional del PAN, en un par de ocasiones, le ha pedido que “ya camine” por todo el territorio poblano.
Para Rivera es fundamental que en el proceso interno del FAM él sea el aspirante único que gane la postulación sin controversias, sin confrontaciones y garantizando la unidad de todas las fuerzas políticas de la oposición.
Frente a ese esquema, el PRI no rompe con la coalición opositora, pero si le manda una advertencia a Eduardo Rivera de que, si no hay candidaturas importantes para el tricolor, como la alcaldía de la capital, entonces no se va a permitir que el edil de la ciudad Puebla tenga un tránsito fácil y cordial a la postulación como aspirante a la titularidad del Poder Ejecutivo.
clh