Al PRD le conviene quedarse solo

La “pausa” que el PRD determinó poner en su participación en el Frente Amplio por México es un reflejo del trato clasista, autoritario, despectivo, que el PAN le ha dado al Partido de la Revolución Democrática en el ámbito nacional y de Puebla, en donde a esta fuerza política se le ha dado una condición de “acompañante”, pero de no de compartir candidaturas a cargos de elección popular que sean relevantes. Por eso crecen las voces internas en el PRD poblano a favor de la idea de que, la mejor opción para el proceso electoral de 2024, es que el partido del sol azteca vaya solo a la contienda, es decir que abandone la coalición con el PAN y el PRI. Hasta ahora, el PAN no ha querido entrar de lleno en la negociación de las candidaturas que estarán en juego el año entrante, tanto el ámbito de la geografía electoral local y federal de Puebla. Los panistas tienen una actitud de que deben acaparar todas las posiciones importantes en la competencia por la gubernatura del estado; las alcaldías de la capital y la zona metropolitana de Puebla, junto con los municipios de Tehuacán, Atlixco, Teziutlán, San Martín Texmelucan y Huauchinango; además de las senadurías y las diputaciones más importantes. Es decir, se quieren quedar con dos terceras partes del mercado electoral, si se toma en cuenta que tan solo la zona metropolitana de Puebla aporta el 40 por ciento de la votación estatal. Al PRI y en particular, al PRD, el PAN les quiere dejar las plazas que tienen menos importancia desde el punto de vista del tamaño poblacional y del peso político. El PRD ha planteado que quiere candidaturas –de alcaldes y diputados– en la zona metropolitana de Puebla y en la lucha por las senadurías. Mientras que el PRI sigue insistiendo en postular al aspirante a contender por la alcaldía de la capital. Frente a esos reclamos, solamente hay silencio en el PAN. Esa conducta se interpreta de que los líderes albiazules quieren todo y no quieren ceder nada a sus supuestos aliados. Esa situación muestra la pobreza política por la que atraviesa el PAN poblano, encabezado por Augusta Díaz de Rivera, que no se percatan que, sin los votos del PRI y el PRD, la derecha se desinfla totalmente en la competencia por la titularidad del Poder Ejecutivo. El mal trato del PAN hacia el PRI y el PRD fue una condición que se observó en el proceso electoral de 2021. En aquella ocasión, en varias ocasiones, el PRI y el PRD les tocó organizar actos de apoyo al entonces candidato a la alcaldía de la ciudad de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, y pese a que en casi todas las oportunidades se lograron actos masivos exitosos, al final del día había una fuerte molestia de los operadores electorales del albiazul. La fuente de ese malestar era algo banal: les ponía histéricos que en los actos los asistentes –en su mayoría militantes panistas y perredistas— portaran banderas tricolores y amarillo con negro del partido del sol azteca. Los dirigentes panistas exigían que hubiera un dominio de banderas blanquiazules y casi no se vieran los colores emblemáticos del PRD y el PRI. Al final los líderes del partido de la derecha dejaban un mensaje de algo así como: “me conviene tenerte a mi lado, pero me da vergüenza que te vean conmigo”. Algunos sondeos recientes que han estado midiendo el comportamiento del electorado poblano, arrojn un resultado que pasa muy desapercibido, porque la atención se concentra en la correlación de fuerzas entre la 4T y el PAN. Esos estudios demoscópicos arrojan que, si el PRD compite solo, en lugar de ir en la coalición opositora, tendría posibilidades de saltar al 3 o el 5 por ciento de la votación estimada en la lucha del poder político en 2024. En cambio, si va en alianza con el PAN y el PRI, las posibilidades del otrora partido de izquierda se desploman a entre el 1 y el 2 por ciento de los hipotéticos sufragios. Una situación crítica porque, a lo largo del actual sexenio, en casi la mitad de los estados en que se renovó gubernaturas, el PRD no alcanzó el 3 por ciento de la votación. Eso le llevó a perder el registro como partido político local en la mayor parte de las plazas del país. En la última cita con las urnas, el PRD se quedó con el 2.94 por ciento de la votación en el estado de México. Mientras que en Coahuila llegó al 2.74 por ciento de los sufragios. Lo que demuestra que el PRD no le hace ningún bien ir de “comparsa” del PRI y principalmente del PAN, que es la derecha que controla la coalición opositora. Es vergonzoso, humillante, discriminatorio, lo que le pasó al PRD en el Frente Amplio por México en donde les “cepillaron” las firmas obtenidas por sus dos principales figuras: el senador Miguel Ángel Mancera y el ex gobernador michoacano Silvano Aureoles. La derecha quiere al PRD en la coalición opositora, pero sin que se note su presencia. Si hubiera un poquito de dignidad del PRD, a nivel nacional y en Puebla, tendría que entender que no le conviene “ni ir a la esquina” con el PAN, el partido que odia la educación pública, la pluralidad social y política, y que viven bajo un rancio conservadurismo. clh