En el círculo cercano del edil de Puebla se decidió que Eduardo Rivera buscará la candidatura a gobernador
Un trascendido que corrió la tarde de este miércoles es que el alcalde de la ciudad de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, junto con su equipo político, habría tomado la decisión de buscar la candidatura a gobernador del estado por el Frente Amplio por México, luego de analizar el panorama electoral de la entidad y el país rumbo a la sucesión de 2024.
Un factor que al parecer empujó a que ya se tomara esa determinación fue la visita a Puebla –del martes de este semana– de la senadora Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, quien no solamente logró demostrar una importante capacidad de convocatoria de las principales corrientes del panismo poblano, sino que dejó constancia de que se viene erigiendo en una fuerte y popular candidata presidencial de la oposición.
Algo que desconcertaba mucho al equipo político de Rivera Pérez, hasta hace un mes, es que se observaba como un escenario muy complicado, casi imposible de transitar, el que no hubiera un aspirante fuerte de la oposición para competir por la titularidad del Poder Ejecutivo federal.
En ese sentido, se sentía como un terreno muy escabroso el luchar por la gubernatura de Puebla sin el respaldo de una campaña presidencial de fuerte calado.
Queda claro que, en una elección nacional, los aspirantes a la silla presidencial casi siempre son los que hunden o ayudan a salir a flote al grueso de los candidatos en el país que luchan por las gubernaturas, las senadurías, las alcaldías y diputaciones.
Ejemplo es lo que se vivió en la contienda de 2018, cuando el fuerte arrastre popular de Andrés Manuel López Obrador hizo ganar a un número importante de abanderados de Morena, a ediles y diputados locales, que en otras condiciones no hubieran ganado ni votación de una kermés parroquial. Como fue el caso del impresentable Héctor Alonso Granados, que pese a su fama de político violento y homófobo obtuvo una curul local por la 4T.
Aunque todo mundo –desde el año pasado— ya daba por hecho de que Eduardo Rivera va a ser al candidato opositor a la gubernatura, la cierto es que no se había tomado una decisión firme acerca de esa posibilidad.
Situación que ha venido generando un fuerte clima de incertidumbre entre todas las fuerzas políticas anti-4T, incluido el PAN, al percibirse un esfuerzo nulo de posicionar la imagen de Eduardo Rivera Pérez en el electorado que está fuera de la influencia mediática de la capital del estado.
Se sabe que el grupo político de Rivera Pérez había estado analizando un conjunto de variables para tomar la decisión, como son las mediciones de la intención del voto, en las cuales aunque aparece el alcalde de la ciudad de Puebla como el segundo aspirante mejor posicionado, muy cerca del puntero, el senador morenista Alejandro Armenta Mier, la marca Morena y la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador están en niveles de aceptación muy superiores a los que en su conjunto registran el PAN, el PRI y el PRD.
Otro variable que se ha estado evaluando, es la situación del PRI, que es un aliado fundamental para que el PAN pueda competir por el Poder Ejecutivo estatal.
El problema es que la mayor parte de la estructura electoral del tricolor ya está jugando del lado de la 4T, por medio de tres vertientes: la de los aspirantes de Morena a la candidatura a gobernador, Alejandro Armenta Mier e Ignacio Mier Velazco, y la que ha venido construyendo el mandatario estatal, Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
Hay una estimación de que, entre el 60 y el 80 por ciento, de las estructuras priistas ya están comprometidas con alguno de los bandos de la 4T.
Todos estos factores habían venido construyendo un panorama complicado, gris, entre los analistas del edil Eduardo Rivera.
Ahora esa condición, al parecer, estaría cambiando por la irrupción de la senadora hidalguense Xóchitl Gálvez, que está en una constante confrontación –por medio de declaraciones mediáticas— con el presidente López Obrador, algo que se ve como una vía de impulso al Frente Amplio por México.
Una fuente muy confiable, que estaría adentro del círculo de confianza del alcalde de la capital, ayer por la tarde-noche comentó a varios actores políticos de que Eduardo Rivera ya se habría decidido buscar la gubernatura de Puebla.
La estrategia que estaría siguiendo el edil de la Angelópolis, es encaminar bien el gobierno de la ciudad de Puebla, pues tiene claro que es su carta de presentación.
Su idea es que buscará hacer proselitismo, en una hipotética contienda electoral, presumiendo los logros en materia de obra pública, seguridad y servicios en la capital del estado.
Y al revés, tiene presente que un arma en su contra –en la contienda electoral— son los problemas y conflictos que pudiera presentar su gestión como alcalde de la cuarta ciudad más importante del país.
Por eso, dicen sus allegados, que antes de pensar “en la grilla electoral”, privilegió el darle rumbo y estabilidad en su gobierno.
Esa condición ha generado mucha exasperación entre los dirigentes del PAN, el PRI, el PRD y El Yunque, al sentir que se ha perdido mucho tiempo frente al fuerte proselitismo que hay, desde el año pasado, de la 4T.
Con el tiempo se sabrá si era correcta la estrategia de Rivera o si es un error mayúsculo que lo dejará fuera de su primera oportunidad de buscar ser gobernador de Puebla.
clh