Los Gali van a abrir una quinta columna al PAN por medio del PVEM

La aparición de Antonio Gali López coordinando la fantasmagórica campaña de Manuel Velasco Coello en el PVEM, no tiene como propósito real convertir al segundo de ellos en el candidato presidencial de Morena, sino es la puerta que tanto había buscado la familia del exgobernador de Puebla, José Antonio Gali Fayad, para colarse en la 4T, un intento que el exmandatario afanosamente exploró en un par de ocasiones y no lo logró.

El objetivo que van a seguir los Gali –padre e hijo—es aportar votos a la campaña electoral de la 4T en 2024, creando una “quinta columna” dentro del PAN. Van a usar sus liderazgos en el panismo poblano, para robarle a esa fuerza política los militantes y simpatizantes que más se pueda.

Y también quieren abrirle –en el PVEM– un espacio de participación a importantes cuadros de lo que queda de la corriente morenovallista.

José Antonio Gali Fayad se ha manejado siempre como un político sin partido. Oficialmente no es miembro del PAN, pero fue el partido de la derecha el que lo postuló en 2013 como candidato a edil de la ciudad de Puebla y en 2016 a gobernador del estado. Por eso muchos militantes albiazules reconocen en él un importante liderazgo y en muchos casos, le tiene un fuerte afecto.

Para la percepción de muchos ciudadanos Gali es uno de los tres gobernadores panistas que ha tenido Puebla, pese a la aclaración que ha hecho varias veces el ex mandatario de que no tiene afiliación partidista.

La principal ventaja que tiene Gali Fayad es su personalidad conciliadora y que le gusta esquivar todo tipo de confrontaciones. Ese comportamiento siempre contrastó con el autoritarismo y la violencia política que caracterizaron a los otros dos gobernadores salidos del PAN: Rafael Moreno Valle Rosas y Martha Erika Alonso Hidalgo, y que agraviaba a mucho militantes y simpatizantes del albiazul.

Todos esos factores le permiten a los Gali poder acercarse a los miembros de las estructuras panista, sin ser parte del PAN y tener influencia política sobre importantes sectores de la derecha.

La ruta que van a seguir los Gali, rumbo al proceso electoral de 2024, “es jalarse” a la mayor cantidad posibles de panistas al PVEM, un partido “comodín”, sin ideología de izquierda y en el que no hay rechazo hacia los que tienen un pasado en el PAN, tal como si ocurre en Morena y el PT.

Hay dos hechos significativos que se deben tomar en cuenta sobre lo que viene:

El exgobernador de Chiapas y ahora senador con licencia Manuel Velasco Coello al publicar el mensaje, la tarde-noche del martes, de que el hijo de Gali Fayad va a coordinar su inexistente campaña en Puebla, hizo la siguiente anotación:

“Conocí a Toni Gali López por mi hermano Rafael Moreno Valle Rosas hace muchos años”, lo que parece ser un mensaje velado hacia los morenovallistas de que es el PVEM la opción política que no encuentran en la endeble alianza del PAN y el PRI en el estado de Puebla.

Otro hecho es que Genoveva Huerta Villegas, actual diputada federal y expresidenta estatal del PAN, además de ser junto con Jorge Aguilar Chedraui los cuadros más destacados de lo que quedó del morenovallismo, aplaudió –en sus redes sociales– la llegada de Antonio Gali López al PVEM, tras destacar la amistad y lealtad que le tiene a su padre.

Huerta por lo general porta una playera con frases lapidarias contra la 4T y con Gali López hizo a un lado su “amlofobia”, al defender que el hijo del exgobernador no comete ninguna traición al morenovallismo por acercarse a una fuerza aliada de Morena.

Es que precisamente son los grupos del PAN, como el de Genoveva Huerta, los que podrían brincar al PVEM en caso de que en el Partido Acción Nacional se sientan “con las manos vacías” en cuanto candidaturas o participación en el trabajo electoral.

Dicho de otra manera, los Gali y el PVEM van a salir a “pescar” a los militantes y simpatizantes que estén inconformes con el PAN poblano.

Dos intentos fallidos

Cuando José Antonio Gali Fayad estaba en las últimas semanas de su mandato como gobernador de Puebla, a finales de 2018, aprovechó su cargo para acercarse a Olga Sánchez Cordero, la entonces secretaria de Gobernación.

Se dice que se ofreció a ser un mediador para generar estabilidad política en el estado de Puebla frente al conflicto poselectoral que se vivía en esos momentos, por el fraude que hubo para hacer ganar a Martha Erika Alonso Hidalgo la titularidad del Poder Ejecutivo. Se tenía la expectativa de que se iba anular la elección de gobernador, lo que finalmente no ocurrió.

Gali Fayas estaba dispuesto, dicen los enterados, a colaborar a encontrar una salida al conflicto poselectoral que fuera favorable a la 4T.

Algunos actores de esa época cuentan Rafael Moreno Valle Rosas, el esposo de Martha Érika Alonso y recién estrenado como senador de la República por el PAN, al percatarse de ese acercamiento de Gali con la 4T, empezó a marcar un fuerte distanciamiento hacia el gobernador saliente.

Ese “enfriamiento” entre Gali y el morenovallismo se percibió claramente cuando Martha Érika Alonso, a escondidas, en una improvisada sesión del pleno del Tribunal Superior de Justicia, rindió protesta como gobernadora de Puebla. El rostro de Gali Fayad parecía como si le estuviera entregando al poder a un personaje de la oposición y no del PAN.

La imposición de Martha Erika Alonso y la presión que ejerció en su contra Rafael Moreno Valle Rosas frenó la posibilidad de que Gali Fayad brincara a alguna posición dentro de la 4T, tal como lo buscaba.

Trascendió que los Gali valoraron regresar a la política activa en el proceso electoral de 2021 y sería el segundo intento de acercarse a la 4T.

Se vieron frenados por la confrontación que emprendió en su contra el entonces gobernador morenista, Luis Miguel Barbosa Huerta, al autorizar una investigación por supuestos desvíos de mil 600 millones de pesos a través de empresas “fantasmas” que habrían facturado obras inexistentes del Comité Poblano para la Construcción de Espacios Educativos.

Otro freno fue el proceso administrativo que se emprendió contra Xavier Albizuri Morett por supuestas anomalías en obras públicas, luego de que fue el secretario de Infraestructura en el gobierno de Gali Fayad, con quien además tiene una relación tipo padre-hijo.

Ahora ya no está Luis Miguel Barbosa Huerta –quien murió en diciembre pasado—ni nadie que, desde el gobierno del estado, o de la Federación, quiera investigar a los miembros del gobierno de Gali Fayad y meterlos a la cárcel.

Por eso desde esta semana los Gali, padre e hijo, están de regreso a la política activa por medio del PVEM, que fue el eterno aliado del PRI y ahora lo es de la 4T.