Todos los partidos, sin aspirantes fuertes para la alcaldía de la ciudad de Puebla

A diferencia de lo que pasa en la sucesión de la gubernatura, en donde están definidos los probables contendientes, en la capital del estado no hay una sola figura política de peso, con la suficiente popularidad y trabajo de campo que le permita tomar ventaja en la lucha por la alcaldía de la ciudad de Puebla. Pareciera que “la caballada está flaca y extraviada”.

Faltando menos de 500 días para la próxima contienda electoral, en ningún partido político ha podido surgir alguna figura que camine con rumbo firme y definido a la contienda por el cargo de edil de la capital. Las encuestas reflejan un bajo nivel de intención del voto de casi todos los posibles candidatos.

En mucho es reflejo de una carencia de liderazgos en las fuerzas políticas y que, todos se han concentrado en la lucha por la gubernatura.
 

En la 4T, los primos y expriistas Ignacio Mier Velazco y Alejandro Armenta Mier están polarizando la lucha por la candidatura a la gubernatura. Cada uno ya armó su “ejército electoral” y están saliendo a la caza de simpatizantes, militantes y líderes de otras fuerzas políticas como el PRI, el PAN o el PMC.

Para el caso de la alcaldía de la capital, hay una lista de posibles cinco aspirantes que buscarían la nominación, pero ninguno de ellos tiene la suficiente popularidad para ser considerado un contendiente de peso.

De ellos, el único que lleva una leve ventaja es el diputado federal Alejandro Carvajal Hidalgo, que desde hace cuatro años tiene un importante trabajo de campo en el municipio de Puebla y cercanía con los cuadros de Morena. Su ventaja es que ha mantenido un discurso y una actitud como legislador congruente con el movimiento obradorista.

El problema que enfrenta es que está alejado y confrontado con muchas de las facciones de la 4T, entre ellas la del senador Alejandro Armenta Mier, el grupo político del finado Luis Miguel Barbosa Huerta y de la ex edil de la capital, Claudia Rivera Vivanco, solo por citar algunos casos.

Otros dos nombres que suenan son el regidor Leobardo Rodríguez Juárez –quien fue tesorero y secretario de Administración en la pasada gestión municipal de la capital– y el diputado local, José Iván Herrera Villagómez.

Ambos se destacan por su afinidad con la militancia morenista y el buen desempeño que tienen en sus actuales cargos públicos. Pero el lastre que cargan es su cercanía con la ex edil de la ciudad de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, quien en el pasado proceso electoral fue un factor de derrota de Morena en los municipios más importantes de zona metropolitana de la capital.

Dos mujeres aparecen en la lista: la diputada local Nora Yessica Merino Escamilla y la secretaria de Economía, Olivia Salomón Vivaldo. Las dos tienen un nivel insignificante de presencia en el electorado. La legisladora no goza de popularidad. Y la integrante del gabinete es un personaje ajeno a la 4T.

En el PAN también hay una lista de cinco aspirantes. A diferencia de lo que pasa en Morena, algunos de ellos si tienen una alta popularidad, pero no están en la mejor circunstancia para ser candidatos.

Tal es el caso de la diputada federal Ana Teresa Aranda, una mujer con un fuerte liderazgo dentro y fuera del PAN. Posee una trayectoria que no tiene ningún otro político que aspira a contender en los comicios de 2024, luego de que ya ha sido legisladora, dirigente estatal del PAN, activista, alta funcionaria del gobierno federal y candidata a la gubernatura, además de haber mostrado valentía y convicción para enfrentar el autoritarismo del ex mandatario albiazul, Rafael Moreno Valle Rosas.

El aparente problema de Ana Teresa Aranda es que, en el pasado proceso electoral, el de 2021, ya se le vio sin el ánimo de hacer campaña cuando contendió por una diputación federal. Es una mujer con mucha autoridad política, pero ya no es su mejor momento.

Eduardo Rivera Pérez, el alcalde de la ciudad de Puebla, tiene definido el derrotero para luchar por la gubernatura postulado por la oposición en su conjunto, a excepción del PMC. Se sabe que sus dos aspirantes que quisiera impulsar en la capital son: Ana Teresa Aranda y Carlos Montiel Solana, quien es regidor, un destacado yunquista y ex dirigente empresarial.

El problema de Montiel Solana es que no es un personaje popular, ni carismático y nunca ha salido a ganar votos. No se le conoce debatiendo ni ganando simpatías de los militantes de PAN. Visto de otra manera no se le percibe, por ahora, que tenga “madera” de candidato.

El legislador Mario Riestra Piña tiene un largo periodo recorriendo el municipio de Puebla y su impacto en el electorado tendría que ser mayor. Su popularidad es mínima. En mucho se debe a su carácter elitista. Es un personaje que camina el territorio de la capital en actos sociales o del gobierno municipal, pero no tiene contacto directo con la población. No le gusta “ensuciarse los zapatos”.

Otros dos posibles contendientes por la candidatura son: el diputado local Eduardo Alcántara Montiel y la legisladora federa, Genoveva Huerta Villegas, quien fue presidenta del PAN. El problema de los dos es que generan antipatías, rechazó y desconfianza entre los propios militantes del Partido Acción Nacional. Es fuerte el repudio que sufren en las filas albiazules.

El PRI está reclamando –al PAN— el derecho de tener la candidatura de la capital, en caso de que se concrete la alianza opositora en torno a la nominación de Eduardo Rivera Pérez como suspirante a la gubernatura.

Hay dos figuras importantes en el tricolor: Néstor Camarillo Medina, el presidente del Partido Revolucionario Institucional, y José Chedraui, quien ya fue diputado local.

Néstor Camarillo es una figura fuerte. Se ha ganado el liderazgo de la militancia del PRI, en un periodo muy complicado para el partido. Es joven y ha defendido la idea de que el tricolor debe cumplir su papel de oposición. Su discurso es fresco y claro.

Mientras que José Chedraui no brilló ni como diputado local ni como dirigente del PRI, en el breve periodo en que encabezó el Comité Municipal de la capital. Es un personaje que cree ganar una elección haciendo “grilla” desde una mesa del Club de Empresarios.