Brota movimiento que busca destituir al dirigente sindical de Audi
César Orta Briones apenas lleva dos de los seis años que dura su periodo como secretario general del Sindicato Independiente de Trabajadores de Audi México (Sitaudi) y ya enfrenta un fuerte malestar de sus representados, por ejercer el cargo de una manera autoritaria y con opacidad. Situación que se traduce en una persecución contra quienes lo critican y en que nadie sabe el destino de los fondos de la organización, ni mucho menos cuanto dinero tiene la agrupación gremial. Por eso se ha empezado a gestar un movimiento que buscaría destituirlo en el mediano plazo.
Orta ganó el cargo en octubre de 2020 en una proporción de votos de dos a uno frente al anterior secretario general, Álvaro López Vázquez, quien buscaba la reelección. El triunfo del primero en mucho se debió a que prometió que democratizaría la vida interna del Sitaudi y que aplicaría una “profunda” auditoría a las finanzas de su antecesor, ante las sospechas de malos manejos.
Y hasta ahora, no se ha auditado la gestión de Álvaro López Vázquez. No se sabe cuánto dinero dejó en caja la anterior dirigencia, cuántos fondos tiene la organización en el presente y en qué se gasta el dinero que se obtiene de las cuotas sindicales.
Lo más burdo es que en su primer y único informe financiero solamente manejó porcentajes y se justificó bajo el argumento: “Por su seguridad no les vamos a decir cantidades”, una frase que ha repetido a lo largo de los dos últimos años.
Quienes conocen la trayectoria de César Orta son los más desconcertados, pues antes se destacaba por ser un líder que creía en la libertad y la democracia sindical.
Orta salió del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz Volkswagen de México y una vez que estuvo instalado en Audi, se convirtió en secretario de Organización y Estadísticas del Sitaudi, que era dirigido por Álvaro López Hernández.
En los comicios de 2020, arrasó al obtener 2 mil 24 votos en contra mil 92 de su rival, a quien bombardeó con fuertes cuestionamientos a lo largo de varios meses, lo que generó una rebeldía de las bases contra la gestión de Álvaro López.
Y cuando César Orta ya estaba instalado en el cargo de secretario general, empezó a reproducir los mismos comportamientos y excesos de Álvaro López.
¿Por qué se dio ese cambio tan negativo?
Se cree que la causa es que Orta se apoyó en la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), que dirige el longevo dirigente sindical de los telefonistas, Francisco Hernández Juárez, primero para ganar los comicios y después, para dirigir el gremio al que pertenece.
Muchos lo califican como un “subordinado” de Hernández Juárez que sigue al pie de la regla todo lo que dicta la UNT y es de ahí donde surgen las conductas de ocultar todo y tener amedrentados a los trabajadores de la planta automotriz asentada en San José Chiapa.
Ah sido tan acelerado el desgaste y el desencanto que ha provocado, que pese al temor que muchos sindicalizados le tienen, se ha empezado a gestar un movimiento que estaría buscando convocar a una asamblea general para destituirlo, que es una posibilidad que existe en los estatutos del Sitaudi.
Unos dicen que eso podría ocurrir antes de fin de año y otro más, que se podrían esperar a que se concrete la revisión salarial que estaría lista a principios de 2023.
Orta Briones para ganar el cargo prometió reducir de 1.5 a 1 por ciento el descuento que le hacen a los trabajadores por cuotas sindicales, y ahora resulta que les quitan el 2 por ciento.
Sostuvo que lograría que fuera gratuito el transporte de los trabajadores y ahora esto pagan 15 pesos diarios, en unos autobuses de ADO que por fuera lucen bien, pero por adentro apestan y los asientos se encuentran en pésimo estado, junto con el aire acondicionado.
Y una tercera promesa que es muy importante, es que ofreció que habría asambleas periódicamente, para informar de todos los asuntos importantes a los trabajadores y los obreros pudieran opinar, debatir, discutir las inquietudes del gremio. En resumen, juró –cuando era candidato– que habría libertad y democracia. Y ahora resulta que es a lo que más temor le tiene.
Por ningún motivo convoca a una asamblea, desde hace dos años.
La mayoría de los trabajadores no lo pueden saludar o ver. Nunca se para frente a los obreros si no va acompañado de los secretarios del comité sindical.
Pero sabedor de que está creciendo el malestar, el desencanto, la rebeldía en su contra, se dice que en noviembre organizará una asamblea general de sus representados. Y para evitar que lo destituyan, ya contrataron a un grupo de “gorilas”, es decir golpeadores, para evitar un levantamiento en su contra.
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