Ya hay fecha y lugar para iniciar la rebelión contra el sindicato del Colegio de Bachilleres

Tal como se advirtió en esta columna, ya camina la constitución de un nuevo sindicato en el Colegio de Bachilleres de Puebla (Cobaep), tendiente a desarticular a la actual organización gremial que dirige Moisés Guerrero Gutiérrez. Los más de 2 mil 300 trabajadores de los 37 planteles y las oficinas centrales del Cobaep han sido citados para el próximo sábado, por el rumbo de Lomas de Angelópolis, para darle vida a la agrupación que, tentativamente, será encabezada por Ángel Martínez Nolasco.

A los trabajadores de origen se les ha invitado a que asistan a la conmemoración –atrasada– del día del Trabajo y para supuestamente celebrar a la vez “el festejo del día del Maestro”, pero de manera sutil, lo que parece un simple festival, en realidad es una asamblea oficial que en el punto 9 del orden del día plantea: “la Constitución del Nuevo Sindicato”. El sitio oficial del encuentro es el salón María Fernanda de Santa María Malacatepec.

Dicho suceso no debe verse como un conflicto sindical más y que únicamente compete a los protagonistas de dicho asunto gremial. Lo que pasa en el Cobaep tiene una fuerte connotación político-electoral. Están son tres claves para entenderlo:

Primera: el Sindicato del Colegio de Bachilleres del Estado de Puebla desde 1995 se convirtió en la organización gremial más politizada en la entidad, que siempre la ha utilizado el gobernador en turno para ser empleada como centro de operación electoral, a excepción del actual mandatario, Luis Miguel Barbosa Huerta.
 

Entre 1995 y el año 2010, el sindicato fue utilizado por los gobernadores priistas Manuel Bartlett Díaz, Melquiades Morales Flores y Mario Marín. Entre 2010 y 2018, lo controló Rafael Moreno Valle Rosas. Al principio usando a un sector disidente del gremio y luego ya a toda la agrupación de trabajadores, junto con la institución. Años después, miembros de Morena quisieron darle un manejo corporativo, pero se frenó ese intento con la destitución en diciembre pasado de Santos Alfonso Serrano Méndez, como director del colegio.

Segunda: siendo el Cobaep la institución de educación media superior más importante del estado, se convirtió en un centro de corrupción y abuso sexual. Se utilizó el colegio para amasar fortunas de sus directivos –no todos, pero si la mayoría—y para nadie era un secreto que una parte importante de las plazas, se otorgaban por favores sexuales entre los dirigentes gremiales. Y otra parte más, se repartió como pagos por la operación electoral.

Un asunto que alcanzó a alumnos y padres de familia, que en su momento formaron ejércitos para que el PRI obtuviera del Cobaep a sus promotores del voto. El morenovallismo los utilizó para engrosar los padrones de militantes en el PAN y el PRD. Mientras que algunos operadores morenistas de manera fallida quisieron usar a los docentes para llenar miles de listas de solicitantes de la Consulta de Revocación de Mandato, operación que se frenó.

Tercera: si cuaja el proyecto de crear el nuevo sindicato, será el regreso triunfante de Refugio Rivas Corona, quien fue uno de los principales perseguidos políticos por el extinto ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.
 

Todo mundo sabe que atrás de Ángel Martínez Nolasco –quien aparece como líder de la actual disidencia gremial– está la mano de Refugio Rivas, quien ha sido el artífice para organizar el nacimiento del sindicato e incluso para convocar a varias reuniones en donde se empezó a invitar a los a trabajadores a romper con la representación encabezada por Moisés Guerrero Gutiérrez.

Refugio Rivas era el secretario general del Sindicato del Colegio de Bachilleres del Estado de Puebla al final del sexenio de Mario Marín Torres. Como se negó a sumarse a la campaña electoral de Rafael Moreno Valle Rosas, cuando al panista llegó a la titularidad del Poder Ejecutivo desató su rencor político contra Rivas Corona.

El primer director general del Cobaep en el sexenio morenovallista –en el año 2011– fue el polémico Juan Manuel Ríos Virgen, quien hace unos meses era el coordinador técnico de la Junta de Gobierno de la Cámara de Diputados y actualmente está encarcelado en Veracruz, lo que desató un fuerte conflicto entre el senador Ricardo Monreal Ávila –quien salió en su defensa– y Cuitláhuac García, el gobernador veracruzano.

En junio de 2011, un día recibió Ríos Virgen una llamada de Luis Maldonado Venegas, entonces secretario de Educación, quien le ordenó que al otro día firmara el Contrato Colectivo de Trabajo con Ricardo Ordaz Pérez, un testaferro morenovallista y que desconociera a Refugio Rivas Corona. Se negó y le costó la destitución del cargo.

Alguna vez Ríos Virgen le dijo a este columnista: “Cuco –Refugio Rivas– tenía el control del 90 por ciento de los trabajadores. Conocía lo que pasaba en casa plantel. Desconocerlo era cortarme yo mismo el cuello. Por eso decidí renunciar al colegio”.

Moreno Valle le quitó la toma de nota a la dirigencia de Refugio Rivas. Despidió a sus seguidores. Lo intentó meter a la cárcel en un par de ocasiones, sin que existiera un proceso penal en su contra. Hasta que finalmente el dirigente sindical, luego de una lucha legal de casi dos años, se fue a Tlaxcala a ser diputado local y dirigente estatal de Movimiento Ciudadano.

Ahora está de regreso y tal parece, que viene a recuperar lo que perdió.

Conocedores del tema estiman que el sábado –el grupo de Refugio Rivas– solamente podrá reunir entre 300 y 400 trabajadores, a lo mucho. No obstante, son suficientes para crear un nuevo sindicato.

Lo interesante será ver qué ocurre después de la formación de la nueva representación sindical. Si hay una desbandada de trabajadores al recién formado sindicato. O si las viejas glorias de Refugio Rivas ya no retornan.