Los Mier no han logrado que su trabajo legislativo los catapulte a la candidatura de Morena
Los dos políticos Mier, Alejandro Armenta Mier e Ignacio Mier Velazco, se asumen como rivales en la disputa de la próxima candidatura de Morena a la gubernatura de Puebla. Ambos no tienen asegurado lograr la postulación en 2024. Los dos le han apostado a que su trabajo legislativo, uno como senador y el otro como diputado federal, los catapulte a la nominación, pero de manera coincidente, han fracasado en ese propósito.
Cuando faltan 20 meses para que se decida quién será el abanderado de la 4T para la sucesión del estado de Puebla, hasta ahora no se perfila nadie que pueda ser considerado como el aspirante más fuerte y que cuente con el respaldo del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien será el gran elector del candidato que postule Morena y sus aliados.
Se dice que alguna vez el presidente de la República habría comentado que le gustaría una mujer como la próxima gobernadora de Puebla.
También se menciona a Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa del presidente, quien pone nerviosos a muchos morenistas por su presencia en la capital del estado por su actividad académica en la UAP. La escritora y en alguna época periodista, en 2021 se descartó para cualquier candidatura a un cargo de elección popular, pero no aclaró que si esa condición la mantendrá hasta 2024.
Una tercera opción es la ex edil de la ciudad de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, quien estando en el cargo tejió muchas relaciones con figuras de la 4T que son cercanas al presidente de la República. Tiene en su contra la derrota que sufrió el año pasado en su intento de reelegirse como alcalde de la capital y que su debacle fue estrepitosa. Además, se considera que su mala imagen contribuyó –en mucho– a las derrotas de Morena en San Pedro y San Andrés Cholula, así como en Coronango y Cuautlancingo.
Ante el panorama –por ahora— incierto de que una mujer logre la nominación morenista, los dos políticos Mier tienen “prendidas sus veladoras” de que con su trabajo legislativo se ganan la simpatía de López Obrador.
Alejandro Armenta Mier tiene el respaldo del senador Ricardo Monreal Ávila, un político con mucho poder, pero que no pasa por su mejor momento. En el círculo cercano al presidente se le ve con enorme desconfianza por las intrigas que genera desde la Cámara Alta y su constante coqueteo con la oposición, así como con medios de comunicación ultracríticos del lopezobradorismo.
Ignacio Mier Velazco tiene el respaldo del exgobernador de Puebla y director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz, quien es un personaje fundamental en el proyecto de la 4T de rescatar al sector energético del país.
Armenta diseñó e impulsó a lo largo de 2021 el proyecto de expropiar las reservas de litio y preservar su uso para el desarrollo social del país, tal como pasó con el petróleo. No era una mala ruta. Con esa idea el legislador recorrió la mayor parte de las plazas importantes del territorio poblano y realizó giras por el país para exponer su propuesta, además de presentar una iniciativa de reforma constitucional en el Senado de la República.
Sabía del interés del presidente en el litio y creyó que él se podía convertir en el artífice de conseguir el marco legal que proteja de la depredación trasnacional a los yacimientos del llamado “oro blanco”. En sus cálculos, si lo conseguía, al mismo tiempo se abría las puertas del Palacio Nacional para ser bien visto en el camino a la sucesión en Puebla.
Con lo que no contó es que, desde finales del año pasado, López Obrador definió que la opción no era expropiar, sino crear una empresa pública parea explotar el litio. Y mucho menos se imaginó que hace un par de días, de manera extraordinariamente rápida, el presidente mandara al Congreso de la Unión su propia iniciativa de reforma a la Ley Minera para preservar los filones del mineral en cuestión.
Incluso ayer el senador priista Mario Zamora se lamentaba que, de un momento a otro, “quedó muerta” la iniciativa de Alejandro Armenta y que el senador poblano le dijeron “hágase un lado, porque ahí viene la iniciativa del presidente”.
Mier Velazco y los diputados de Morena que él coordina el pasado 16 de noviembre fueron a Palacio Nacional para informar de la aprobación del presupuesto federal. Ahí en el patio central, el ex priista se dirigió al presidente López Obrador y le dijo que la prioridad para este año, por encima de todo, era aprobar la reforma eléctrica y que había la capacidad para lograr la mayoría calificada que requiere una iniciativa de modificación a la Constitución.
En los cálculos de Mier estaba que, si lograba la aprobación de la reforma eléctrica, tenía ya medio cuerpo dentro de la candidatura a gobernador de Puebla.
Por eso todos los sábados y domingos, y a veces entre semana, se le veía recorriendo el estado para encabezar asambleas informativas del proyecto de reforma eléctrica. Se quería mostrar experto e interesado en el tema. Sentía que era su puerta para un proyecto mayor en su carrera política que inició en el PRI y acabó en Morena.
El domingo se frustró ese sueño con el rechazo a la reforma. Nadie culpa a Mier del tropiezo legislativo. El presidente ha definido que el dinero corruptor de las trasnacionales es lo que condicionó el voto de las fracciones de oposición, que sin su respaldo no se alcanzó la necesaria mayoría calificada.
Pero lo cierto es que se le pasó una oportunidad de oro a Ignacio Mier para ser buen visto en Palacio Nacional como favorito a la candidatura de Puebla.
Por eso de manera sarcástica Armenta dijo que faltó oficio político, humildad y autocrítica en la fracción de diputados federales de Morena para lograr la aprobación de la reforma eléctrica. En realidad, el senador dirigió sus acidas palabras contra Ignacio Mier.
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