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Tal vez el próximo fin de semana esté en Puebla el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como “Alito”, para presidir el cambio de dirigentes de la Red Jóvenes X México, que ahora estará encabezada por Claudio Tomás Bañuelos Conde, en sustitución de Michele Islas Ganime.

Lo relevante de este cambio es que el nuevo líder juvenil del PRI llega al cargo con dos peculiaridades: que tiene un nulo trabajo entre los bases de la Red Jóvenes X México y que logró el nombramiento por un simple asunto de “amistades” con el presidente estatal del partido, Néstor Camarillo Medina.

De todas las áreas del PRI poblano, la que ha tenido un mejor desarrollo es precisamente la que aglutina a los jóvenes del tricolor.

Luego de Rivera Nava llegó a ese puesto Michele Islas Ganime, quien en 2018 había sido candidata del PRI a diputada por el distrito local 19, de la capital del estado. En mucho le dio seguimiento el trabajo que había iniciado Rivera Nava.

Ambos personajes se destacan por provenir de importantes familias de priistas. Rivera Nava es hijo de Lorenzo Rivera Sosa, quien ha sido alcalde, diputado, funcionario federal y actualmente es el delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en Morelos, mientras que los padres de Michel Islas son la exdiputada local Bárbara Ganime y varias veces dirigente en el tricolor, así como Víctor Hugo Islas Hernández, quien alguna vez fue senador y cabeza del Comité Directivo Estatal (CDE) del Partido Revolucionario Institucional.

Muchos criticaban a Rivera Nava e Islas Ganime por ser los llamados “mirreyes” del PRI, pero al mismo tiempo demostraron tener oficio político aprendido en sus respectivas familias.

Por eso ahora se ha generado un fuerte desconcierto entre los integrantes de la Red Jóvenes X México que llegue a ese puesto un estudiante universitario que tiene nula experiencia en el trabajo de dicha organización priista, que es la más activa ante el marasmo en que han caído los sectores tradicionales del PRI, el campesino, el popular y el obrero.

Claudio Tomás Bañuelos Conde es subsecretario de Vinculación del Comité Directivo Estatal del PRI, por lo que es conocido entre los miembros de la cúpula del partido en Puebla, pero no entre los militantes más jóvenes del tricolor.

Llegó a ese cargo de la mano de Erik Salgado Trujillo, quien era dirigente de la Corriente Crítica del PRI, que apenas hace unos años reclamaba un cambio generacional en el partido y mayor democracia interna.

Salgado Trujillo siempre reclamó espacios en el PRI y cuando Lorenzo Rivera Sosa –el padre del actual edil de Chignahuapan– era el presidente estatal del tricolor, le dio apertura para que participara en la toma de decisiones del Comité Directivo Estatal, luego de que la Corriente Crítica había sido marginada por los anteriores dirigentes, entre ellos Javier Casique Zárate.

De manera poco congruente, cuando se avecinaba la última renovación de la dirigencia estatal del PRI, Erik Salgado Trujillo empezó a cuestionar y atacar la gestión de Lorenzo Rivera Sosa.

Posteriormente el líder de la Corriente Crítica alzó la mano para competir por la presidencia del partido, junto con el exedil de Quecholac, Néstor Camarillo Mediana. Al final, el primero declinó por el segundo y como premio le dieron la Secretaría de Vinculación del CDE de dicha fuerza.

Ahora se le ha quitado todo lo crítico a Erik Salgado Trujillo y se ha convertido no solamente en dirigente del tricolor, sino ha tejido una estrecha amistad con Néstor Camarillo.

Y como el presidente del partido se ha destacado por que los cargos de esta fuerza política principalmente se los guarda para sus amigos, sus incondicionales, decidió darle a Erik Salgado el control de la Red Juvenil X México, a través de Claudio Tomás Bañuelos, sin importar que este último está muy bisoño para ese puesto.

El PRI se está hundiendo poco a poco. Ya se le fueron miles de votantes, sus principales líderes y una gran parte de la militancia. El único que no se ha dado cuenta de esa realidad, o finge que no se da cuenta, es Néstor Camarillo, quien cree que el partido es para disfrutarse entre “cuates” en lugar de salvarlo.