Ivonne Ortega rompió con Peña Nieto por la corrupción que había en el aeropuerto de Texcoco
El 3 de julio de 2019, frente a una taza de café en un local de la 31 oriente, la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, se sinceró con este tecleador y le narró que los abusos, los excesos, la corrupción, que impregnó el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICDM) provocó una ruptura en el propio grupo político del ex presidente Enrique Peña Nieto, por la negativa de este de frenar los vicios que saltaban ya a la vista en el NAICDM.
Ese fue el motivo de la ruptura, el alejamiento y la confrontación entre Ivonne Ortega y Enrique Peña Nieto. O mejor dicho, entre la entonces cúpula del PRI y la ex gobernadora yucateca.
La obra del nuevo aeropuerto planteaba ser una mina de oro para los próximos 20 años, una vez que fuera inaugurada la terminal, situación que acabó cegando a Peña Nieto y tres miembros del gabinete que estaban atrás del proyecto, que a su vez fue uno de tantos factores que provocaron la estrepitosa derrota del PRI en la elección presidencial de 2018.
En 2017, hubo un aumento al 20 por ciento al precio de la gasolina y para justificarse, el entonces presidente Peña Nieto grabó un mensaje que terminaba con una frase: “¿Qué hubiera hecho usted?” La ex gobernadora de Yucatán respondió con una grabación en la que proponía 10 puntos para bajar el precio del hidrocarburo, entre ellos disminuir 50 por ciento el IEPS al combustible. Ese hecho creó la percepción de que ya había un pleito entre Enrique Peña e Ivonne Ortega, lo cual derivó que la segunda a finales de ese año exigiera una consulta a la base para elegir al candidato del PRI a la presidencia de la República.
Dos años más tarde, por invitación del priista Pablo Fernández del Campo, este columnista se sentó a dialogar con Ivonne Ortega en un Italian Coffe de la 31 oriente. Era una conversación relajada. Ella se mostraba aséptica, desilusionada, de que el PRI pudiera cambiar. La e gobernadora estaba compitiendo por la dirigencia nacional del partido –haciendo fórmula con José Encarnación Alfaro—y advertía que se preparaba un fraude para hacer ganar, a cualquier modo, a Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como Alito. Así acabó sucediendo.
En esa platica el columnista le preguntó insistentemente por qué había roto con Enrique Peña Nieto y se había alejado de la cúpula del PRI, cuando todo mundo suponía que ella era parte de la elite del tricolor.
La respuesta de la exmandataria fue contundente: lo de la gasolina ya era parte de la mala relación con el presidente. Lo que la distanció de Peña Nieto es que ella no estuvo dispuesta a avalar la escandalosa corrupción que había en el proyecto del NAICDM.
Narró que en su tarea de legisladora le tocó descubrir que muchas concesiones que hay dentro de un aeropuerto, para servicio de cada aerolínea, por regla internacional cada 7 años se deben revisar y renovar, lo que permite tener a las mejores empresas controlando dichas áreas. Para el caso del NAICDM se quería que tales concesiones duraran 20 años, sin atender la normatividad existente.
También –contó en esa ocasión– había un acaparamiento de tierras y especulación del precio de los predios, además de estarse ya programando desarrollos de centros comerciales, hoteles, fraccionamientos y áreas de servicios alrededor de la zona en donde se construía el nuevo aeropuerto. Todo ello era en beneficio de algunos miembros del gabinete presidencial y de empresarios ligados al peñismo.
Alguna vez aprovechando su buena relación –hasta ese momento—con Enrique Peña Nieto, le expuso las anomalías detectadas. Le pidió que se corrigieran para evitar que brotaran escándalos de corrupción que mancharan la imagen del proyecto del NAICDM, del gobierno federal y del PRI, sobre todo porque se acercaba la sucesión de 2018.
La respuesta de Peña Nieto fue el silencio. Y que la cúpula del PRI y del gobierno federal se alejaran de Ivonne Ortega. Que en la fracción priista de San Lázaro la empezaran a marginar.
Era claro que toda esa actitud era consecuencia de una orden presidencial. Era la protección a un proyecto, el del aeropuerto, que ya estaba lleno de vicios, de abusos, de excesos, y no había voluntad política de corregir las anomalías.
Nadie en el peñismo se imaginó en ese entonces que la corrupción iba acabar desprestigiando, frenando y hundiendo el proyecto del NAICD.
Y que iba a surgir una nueva terminal, en Santa Lucia, de nombre Felipe Ángel, con menor costo, construida en tiempo récord y como una obra emblemática de un cambio de régimen político.
Además, que Ivonne Ortega terminaría como dirigente del Partido Movimiento Ciudadano y Peña Nieto auto-exiliado en España.