Diputados federales abandonaron al PRI en el último proceso electoral

Aunque el PRI poblano tuvo un respiro con los triunfos en los comicios extraordinarios de Santa Rita Tlahuapan y Teotlalco, al mismo tiempo este proceso electoral exhibió el pobre trabajo del dirigente priista Néstor Camarillo Ochoa, pues convocó a los diputados federales de tricolor a apoyar las recientes campañas de proselitismo y ninguno respondió al llamado.

Por el contrario, dos de los legisladores requeridos prefirieron acercarse a otras fuerzas políticas ajenas.

En 2021 el PRI a nivel local tuvo su peor resultado electoral de toda la historia, pues apenas logró ganar en 21 municipios con candidatos propios y sin hacer alianza con el PAN y el PRD. Dejó atrás la época en que, por lo menos, el tricolor triunfaba en alrededor de una centena de ayuntamientos.

Por eso las nuevas victorias –del domingo pasado– en Teotlalco y Santa Rita Tlahuapan vinieron a oxigenar un poco la alicaída gestión de Néstor Camarillo, quien es dirigente del PRI, pero no es un líder de este partido.

 

Esa carencia de liderazgo, de trabajo político, se reflejó en algo muy sencillo: aunque el tricolor intentó involucrar a los diputados federales priistas en las campañas electorales y a figuras nacionales del partido, nadie respondió a la convocatoria de Néstor Camarillo Medina.

Se ganó en ambas plazas por méritos propios de los candidatos, no por el respaldo del PRI. Algo similar pasó en 2021 en Xicotepec de Juárez, Zacatlán y Chignahuapan en donde obtuvieron mayoría en las votaciones los priistas Guadalupe Vargas, José Luis Márquez y Lorenzo Rivera, respectivamente, quienes se convirtieron en ediles por su capital político particular y no por la labor del partido.

Diputados de reflectores

Los actuales diputados federales del PRI tienen una peculiaridad: les gusta hacerse presentes en actos en donde hay reflectores, se toman imágenes que se difunden en redes sociales y hay un público que los aplaude. De esa manera, fingen estar preocupados por los temas de Puebla.

En realidad, los legisladores están totalmente desligados del quehacer político del PRI poblano. Solo hay que ver estos datos:

La ex edil de Puebla capital, Blanca Alcalá Ruiz, quien es vicecoordinadora de la bancada del PRI en San Lázaro, ha dedicado las últimas semanas a explorar la posibilidad de ser candidata –otra vez—a un cargo de elección popular en los comicios de 2024, pero en las filas de Morena.

Por eso mandó a su yerno Edgar Chumacero a tener acercamientos con el senador morenista Alejandro Armenta Mier, quien es el aspirante más activo que busca ser el candidato de Morena a la gubernatura de Puebla.

También se sabe que estaría buscando entablar una alianza con el coordinador de la bancada de Morena en San Lázaro, Ignacio Mier Velazco, bajo la idea de que el diputado morenista pudiera ser aspirante a la gubernatura de Puebla en 2024 y ella, a la alcaldía de la capital, bajo las siglas de la 4T.

Otra alternativa que explora Blanca Alcalá es sumarse de lleno al proyecto del panista Eduardo Rivera Pérez, el edil de la capital, para ser el abanderado –en tres años– de la alianza PAN-PRI a la titularidad del Poder Ejecutivo estatal. Por ello, la hija de la priista, Karina Romero Alcalá, es funcionaria del ayuntamiento albiazul de la ciudad de Puebla.

Mejor se vio a Blanca Alcalá en los actos por el Día Internacional de la Mujer que organizó el ayuntamiento panista de Eduardo Rivera, que apoyando las últimas campañas electorales del PRI, que es su partido, pero al parecer –por ahora—no está entres sus prioridades.

Lázaro Jiménez Aquino aunque es diputado federal por Puebla, nunca se le ha conocido alguna labor legislativa relacionada con los problemas de la entidad poblana. Nunca opina o se involucra en asuntos locales.

Su activismo se concentra en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI y nunca voltea a ver a Puebla. Tal vez se cuida de que no se reviva asuntos oprobiosos del pasado, como cuando siendo subsecretario de Comunicaciones y Transportes –en el sexenio de Mario Marín Torres—fue el responsable de inundar el estado con mototaxis, sin ninguna normatividad o regulación.

El caso más patético es el de Javier Casique Zárate que, aunque en el pasado reciente fue parte de la dirigencia nacional del PRI, ahora en los comicios extraordinarios de hace unos días se le vio apoyando al candidato a la alcaldía de Santa Rita Tlahuapan, Alberto Roa Benítez, quien tuvo dos peculiaridades: perdió las votaciones y no fue postulado por el PRI, sino por el Partido Pacto Social de Integración.

Aunque Tlahuapan es un municipio pequeño, ahí se exhibió la poca lealtad de Javier Casique al PRI, no solamente por trabajar en contra del candidato del tricolor, sino porque Alberto Roa Benítez es un político cercano a Ignacio Mier Velazco.

Pareciera que el otrora secretario de Acción Electoral del CEN del PRI le interesa más cultivar una buena relación con el morenista Ignacio Mier –por aquello de que tal resulta ser el candidato en la sucesión de 2024— que, con Néstor Camarillo, el presidente de su partido político.