Altos funcionarios del Cobaep, sin cédula profesional o en áreas profesionales que les son ajenas
El desastre que se vive en el Colegio de Bachilleres de Puebla (Cobaep) ha llevado a la barbaridad de que, en el arranque de este año, se despidió a un número importante de personal de confianza, algunos de ellos hasta con 30 años de experiencia. Lo más grave, es que su lugar se contrató como nuevos funcionarios a personajes que llegan al extremo de no tener cédula profesional o son de una formación académica que es totalmente ajena a las tareas que les han asignado, lo que se ha traducido en fallas graves de funcionamiento de la institución.
La autoría de este desperfecto grave de la institución de educación media superior más importante del estado es de Arturo Rodríguez Ballinas, el director general que se le encargó provisionalmente la conducción del Coabep, pero en tres meses ha generado un desorden total.
Por ahora, la crisis que se está edificando en este centro educativo, con 37 planteles en el estado, es percibido entre quienes laboran en oficinas centrales y en las direcciones de cada unidad escolar. No tarda de que estos yerros empiecen a ser percibidos por la comunidad estudiantil y de padres de familia.
José Rodolfo Morales Melo fue nombrado jefe de Investigación Docente, un área de mucha relevancia en la formación académica de los maestros del Cobaep.
Resulta de manera sorprendente que, José Rodolfo Morales no tendría cédula profesional. Ya varios integrantes del colegio la han buscado en la Dirección del Registro Nacional de Profesiones y no han encontrado el archivo que demuestre si cursó un programa de licenciatura.
¿Qué autoridad moral y profesional puede tener el encargado el jefe de Investigación Docente frente a los profesores del Cobaep que si tienen los debidos grados académicos?
La respuesta es sencilla: es una ofensa que muchos profesores tienen muchos años laborando y cursando estudios de posgrado, para que nunca puedan ascender en sus categorías laborales.
Otro caso destacado es el de Yunuen Sánchez de los Santos, quien tiene una licenciatura en Ciencias de la Comunicación, sin experiencia en actividades educativas y la designaron al frente del Departamento de Orientación Escolar y Vocacional. Un puesto que debería ser para un psicólogo.
Octavio Sandoval Mora es todo un caso: este personaje es ingeniero eléctrico, que tampoco tenía experiencia como docente y le encargaron el Departamento de Educación Abierta y a Distancia. No se sabe si para bien o para mal, hace unos días lo despidieron de la peor manera de la institución.
Octavio Cortés Aguilar es licenciado en Administración de Empresas y al igual que los anteriores casos, sin ninguna experiencia en temas de administración escolar. A este hombre le han encargado el proceso de tramitar los certificados de los 6 mil alumnos que, en promedio, egresan cada año del Colegio de Bachilleres.
Hace unas semanas, en muchos planteles iniciaron clases sin que se tuvieran a tiempo los horarios de clases y la asignación de materias para los docentes. Un problema que se quedó únicamente exhibido al interior de los 37 centros del Coabep. Ahora es necesario preguntarse:
¿Qué va a pasar si ese mismo problema se presenta en la tramitación de los títulos de los egresados del Colegio de Bachilleres? El efecto puede ser muy sencillo y grave a la vez: que cientos de alumnos no entren a los procesos de admisión de las universidades por un yerro del Cobaep.
En la Secretaría de Educación Pública deberían de tener un poco de sentido común para entender que, es muy delicado, que el proceso de tramitar 6 mil certificados de bachillerato se lo encarguen a alguien que nunca lo ha hecho.
Diego Fernando García Ramírez tiene una licenciatura en Educación Secundaria con especialidad en Biología. A él, le asignaron la función de coordinar todos los laboratorios y bibliotecas del Colegio de Bachilleres.
Angelina Balbuena Flores es la subdirectora de Planeación Educativa. Tiene cédula profesional como psicóloga organizacional. Su lugar tendría que estar en el área de Recursos Humanos. Sin embargo, le asignaron la tarea nada fácil de verificar los planes de estudio del colegio. Una labor que le resulta ajena. Tendría que ser una función para un especialista en Pedagogía de nivel media superior. Mínimo.
Norberto Valenzuela le otorgaron el cargo de responsable de las actividades paraescolares. Su único mérito es ser esposo de Yadira Lira, la directora del Instituto del Deporte.
Y como esto casos, hay mucho más.